Héctor era el héroe de la Ilíada en la guerra de Troya cuyo cuerpo fue retornado por sus enemigos al finalizar la batalla. Esa podría ser una metáfora sobre la historia de nuestro Héctor, el uruguayo. Sin embargo, Héctor Castagnetto no se llamaba Héctor por el héroe de la épica de Homero, su historia no es la de una guerra y su cuerpo no fue devuelto por quienes lo mataron. Héctor Castagnetto desapareció cuando tenía 19 años. Era un militante estudiantil que cursaba bachillerato de Agronomía en Montevideo, lejos de su Tacuarembó natal. A 51 años de su desaparición forzada y casi 50 años del golpe de Estado que instauró la última dictadura, las memorias de nuevos actores políticos como las mujeres y las/os jóvenes durante el terrorismo de Estado problematizan nuestras narrativas hegemónicas sobre el período.
El libro Héctor Castagnetto. Vivo en nuestra memoria, editado por Sitios de Memoria, es parte de los trabajos por la memoria que intentan ampliar nuestra comprensión de los efectos de la violencia política y las acciones ilegítimas de agentes del Estado que atravesaron a toda la ciudadanía. Los trabajos de la memoria requieren el compromiso y la labor continua de personas que tejen redes donde se comparte información, se suman esfuerzos y aprendizajes en pos de la búsqueda de justicia y se acompaña solidariamente en los sentires.
Este libro es la materialización de esa solidaridad y entramado que sostiene la lucha por la defensa de los derechos humanos a la verdad, la memoria y la justicia. El libro recoge las ponencias de un conversatorio sobre “Violencias e impunidades de ayer y de hoy” realizado en 2021 en la sede del PIT-CNT, organizado por la Comisión Castagnetto, el Colectivo Verdad, Memoria y Justicia de Tacuarembó y la Secretaría de Derechos Humanos del PIT-CNT. Las contribuciones de Fernanda Aguirre, Gabriel Delacoste, Cley Espinosa y Álvaro Rico son acompañadas por un artículo de Dahiana Barrales Palacio y Juan Maxi Santos Pereira, además de las palabras de Virginia Martínez en el acto de colocación de la placa de la memoria en Avenida Italia y Bulevar Batlle y Ordóñez el 9 de setiembre de 2021. Estos escritos, al igual que la tapa del libro, le ponen color a la imagen de Héctor que circula los 20 de mayo en la marcha del silencio. Nos permiten recuperar a Héctor como persona con sueños, con ideales y con afectos. El libro nos interpela preguntando qué Héctor construir para qué siglo XXI.
¿Por qué es importante recordar a Héctor Castagnetto hoy? ¿Qué nos dice la historia de Héctor sobre nuestro pasado y nuestro presente? ¿Qué puentes se pueden trazar entre los jóvenes de ayer y los de hoy?
La importancia de conocer a Héctor hoy
Conocer la historia de Héctor nos brinda densidad subjetiva de la idea del terrorismo de Estado. Héctor desapareció en democracia el 17 de agosto de 1971. Salió de su casa y nunca más volvió. Ya un par de años antes, a los 17 años, había estado detenido en el Instituto Álvarez Cortés, un centro de reclusión de menores del Consejo del Niño, por su militancia estudiantil. Esa democracia con medidas prontas de seguridad, fuerzas conjuntas y grupos paramilitares no era un lugar seguro para jóvenes militantes con ideas revolucionarias. Quienes querían imaginar otros mundos posibles sufrían la represión del Estado antes de que el golpe instituyera la dictadura.
¿Cómo explicar el nivel de violencia desplegada sobre el cuerpo de un joven de 19 años? El terror del Estado y agentes autorizados por este operaba de forma metódica y deliberada, como dice Delacoste, para desarticular, limitar y advertir a otros jóvenes de ayer y de hoy sobre los peligros de desafiar los horizontes de posibilidades.
Este libro nos permite transformar la historia personal en historia social, la pérdida familiar en problema social. Al igual que la película documental de Álvaro Peralta (2008) es esa foto, el libro nos ayuda a entender quién era Héctor y qué proyectos tenía. Es un aporte a seguir recuperando el pasado contextualizando su lugar en la historia para sanar pérdidas y vacíos en la historia familiar y nacional.
La historia de Héctor nos invita a componer una memoria plural que dé voz a las formas en que la violencia de Estado afectó directamente a niñas, niños y adolescentes en dictadura.
La importancia de entender a Héctor desde la perspectiva local
Héctor nació en Tacuarembó y, aunque ya no vivía ahí cuando desapareció, ese lugar tuvo un impacto en su formación. La mirada a la experiencia del terrorismo de Estado a través de la historia de Héctor nos brinda la oportunidad, como ha dicho Javier Correa, de proponer el enfoque en escala local. En Tacuarembó podemos ver cómo la violencia del Estado se manifestó en una comunidad donde existían centros barriales y grupos culturales fuertes que contestaban las formas totalizantes de organización de la vida social. Pero era también el lugar donde se quemó el Tata Vizcacha de Washington Benavides, donde estaba la cárcel de mujeres de Paso de los Toros y el lugar donde apareció el cuerpo de Roberto Gomensoro Josman cerca de la represa de Rincón del Bonete. Apreciar los aspectos cualitativamente distintos de la experiencia del terrorismo de Estado en diferentes comunidades permite dar cuenta de la diversidad de memorias de quienes los habitaron y habitan.
El libro, a través de textos como el de Cley Espinosa, permite pensar la experiencia del terrorismo de Estado en clave local. ¿Cómo se buscó destruir el tejido social en un lugar con fuerte movida cultural y formas de organización local? ¿Cómo hoy colectivos como Verdad, Memoria y Justicia de Tacuarembó recuperan esos sitios y esas experiencias de resistencia?
La mirada tacuaremboense también viene de la mano de la mirada de las y los jóvenes: Dahiana Barrales y Juan Maxi Santos buscan recuperar el joven que las y los jóvenes de hoy reconstruyen dándole un nuevo sentido al pasado. Desde esta mirada se rescatan los sueños de Héctor, su identidad como lector, como oyente de música y como joven comprometido con su tiempo que quería transformar el mundo.
La importancia de Héctor para desarmar la cultura de la impunidad
La historia de Héctor, como las de otras y otros jóvenes militantes en dictadura, permite cuestionar la narrativa de los dos demonios. Su historia permite superar la polarización y el binarismo en el discurso social sobre la dictadura, introduciendo un relato con nuevos actores, mujeres, niñas y niños, sobre quienes se ejerce un nivel de crueldad y violencia que desafía lo cultural y moralmente aceptable en la comunidad. Esta nueva narrativa desarticula discursos hegemónicos dominantes que a nivel político y público explican el abuso de poder y la violencia por parte del Estado como algo justificable con el fin de proteger a la nación.
A nivel social, no existe todavía reconocimiento de la afectación particular de quienes eran niñas, niños y adolescentes en dictadura como individuos más allá de su vínculo filial. No se reconoce a las y los jóvenes como actores políticos. Héctor, como los jóvenes de Treinta y Tres y quienes estuvieron presas y presos en el Hogar del Buen Pastor, en el Yaguarón y en el Álvarez Cortés, eran jóvenes militantes que luchaban activamente por la construcción de un mundo más justo.
La historia de Héctor nos invita a componer una memoria plural que dé voz a las formas en que la violencia de Estado afectó directamente a niñas, niños y adolescentes en dictadura. Eso permite preguntarse cómo fue posible que ese tipo de violencias fueran aceptadas por la comunidad y qué tipos de respuesta da el Estado a estos abusos hoy. También nos convoca a reflexionar sobre las memorias que transmitimos y coconstruimos con quienes son jóvenes hoy sobre su papel y posibilidades de acción para la transformación de nuestra realidad en tiempos de incertidumbre y miedo.
El libro Héctor Castagnetto. Vivo en nuestra memoria, así como los trabajos de la memoria que llevaron a su publicación, nos invitan a repensar cómo descentrar relatos hegemónicos sobre el pasado, quiénes son las y los jóvenes y cómo transformar y construir otros mundos posibles hoy.
Mariana Achugar es docente e investigadora de la Universidad de la República.