Hace poco más de un año escribíamos en la diaria que nos encontrábamos ante “un gobierno sin rumbo pero con destino conocido”1. Lamentablemente, esas predicciones, en detrimento de la calidad de vida de la mayoría de la población, se han venido cumpliendo.
Hoy nos encontramos con un gobierno de desempeño mediocre, acusado y acosado por denuncias y renuncias, y un presidente que cada vez luce más aislado y solitario.
Entramos en un último año de gestión, por lo que es imposible iniciar nada nuevo y mucho menos en términos de largo plazo. Este período dio lo que tenía para dar: un gobierno a años luz de los cinco mejores años prometidos, en el intento de cerrar el período con el menor daño posible. Aun así, esa tarea le será difícil, dada la magnitud de los escándalos que existen en los procesos judiciales pendientes.
Esta coalición aplicó la vieja fórmula de los partidos tradicionales como si el tiempo no hubiera pasado. El clientelismo, la falta de transparencia, la prioridad de lo electoral por sobre acciones de gobierno reales, el favorecimiento de algunos sectores poderosos, etcétera, son sus señas de identidad.
Esta coalición aplicó la vieja fórmula de los partidos tradicionales: el clientelismo, la falta de transparencia, la prioridad de lo electoral por sobre acciones de gobierno reales, son sus señas de identidad.
Pero el tiempo pasó, y hoy, de cara a las próximas elecciones, hay dos factores diferenciales muy relevantes a considerar con respecto a gobiernos anteriores de los partidos tradicionales. Uno, es que el Frente Amplio ya fue gobierno, la gente sabe cómo se vivía con el Frente Amplio y compara con bases reales. Dos, que no existía el actual desarrollo de internet y las redes sociales. Ahora hay que bancar el archivo.
Las dos cosas son percibidas por la gente. La primera en el bolsillo, fundamentalmente. La segunda en el bombardeo de videos y archivos con los disparates, mentiras y demagogia que nos obsequió el actual gobierno en su pasado de oposición.
Retomar el rumbo
En el artículo mencionado más arriba dábamos cuenta de dos buenas noticias. La primera: “Los gobiernos del Frente Amplio imprimieron un rumbo estratégico, y la buena noticia es que –ante este vacío lamentable que vivimos– este está más vigente que nunca. Existe una multiplicidad de planes a largo plazo en casi todos los ámbitos”.
La segunda buena noticia era que “esa eliminación no es más que una discontinuación... esos mecanismos, con la experiencia recorrida y habiendo aprendido de los errores, pueden ser mejorados y reforzados a la luz de lo que el país necesita para retomar un rumbo en el que nadie quede atrás”.
En los 15 años de gobierno del Frente Amplio –paralelamente al crecimiento de la economía y una mejor redistribución de sus resultados– se desarrollaron planes como la Estrategia Nacional para la Infancia y la Adolescencia, el Plan Nacional Ambiental para el Desarrollo Sostenible, el Plan Nacional de Aguas, la Estrategia Nacional para la Igualdad de Género 2030, el Plan Nacional de Turismo Sostenible 2030, el Plan Estratégico Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación, las Directrices Nacionales de Ordenamiento Territorial y Desarrollo Sostenible, el Plan Nacional de Infraestructura, entre muchos otros.
Además, en 2015 se realizaron dos innovaciones muy relevantes en la Oficina de Planeamiento y Presupuesto: la creación de la Dirección de Planificación y la Ley del Sistema de Transformación Productiva y Competitividad “Transforma Uruguay”. Todos estos son valiosos antecedentes. Y así como lo hicimos, lo podemos volver a hacer, más rápido y mejor, para retomar un rumbo que el país no debió abandonar.
Renovar la propuesta
No sólo es preciso retomar el rumbo, sino que también es necesario renovar la propuesta.
En el rol que nos toca, lo venimos viviendo en el riquísimo proceso de construcción del programa del Frente Amplio para las próximas elecciones. Un programa para un tiempo nuevo en un mundo nuevo.
Vivimos tiempos de cambios, de incertidumbres y amenazas, pero son también tiempos de esperanzas y nuevas utopías. Son tiempos de oportunidades asociadas a notorios avances de movimientos sociales que levantan nuevas banderas, con la fuerza de la participación ciudadana y mayores confluencias sociales hacia los cambios.
Es ese el mundo que deberemos transitar en los próximos años, a partir de un país que había empezado a recorrer un camino con mayores niveles de desarrollo y equidad, pero que se topó con fuertes contramarchas y retrocesos en este último período.
Para trazar el nuevo rumbo es insoslayable analizar las grandes tendencias en el mundo de hoy. Sólo así lograremos esas nuevas síntesis disruptivas para el Uruguay que queremos en el futuro. Para cambiar nuestro país en beneficio de toda la población.
Tendencias mundiales actuales, como la revolución científico-tecnológica, el cambio climático y la crisis ambiental, la concentración de los ingresos y la riqueza, los procesos de automatización del mundo del trabajo, no se pueden ignorar a la hora de encarar un nuevo ciclo de políticas progresistas en nuestro país.
Tampoco se pueden dejar de lado la demanda de nuevos paradigmas en educación, los nuevos escenarios demográficos, el enorme desafío de los cuidados en el mundo que se viene, los cambios en las pautas socioculturales y en los modelos de familia, la revolución feminista, las diversidades como una riqueza en el mundo actual.
Hay que poner mucha atención a los cambios y desequilibrios del orden global, a las amenazas a la democracia, a los derechos humanos y a la paz, a los eventos pandémicos y sus impactos en la salud, y a la crucial relevancia del cambio cultural que el mundo transita.
Por ello, la nueva propuesta político-programática del Frente Amplio contiene conceptos estructuradores tales como la creación de un nuevo sueño colectivo para nuestro país, que incluye una mirada de desarrollo integral y sostenible. En cuanto a las políticas, son factores vertebradores la sostenibilidad, la transversalidad, la territorialidad y la interseccionalidad.
La renovación de la propuesta no se puede llevar adelante sin una visión a largo plazo, plasmada en una Estrategia Nacional de Desarrollo con los cambios en la institucionalidad necesarios para aplicarla.
Redoblar la apuesta
Por todo lo anterior, no se trata de copiar y pegar lo ya escrito y hecho. Se trata de avanzar sobre lo realizado, redoblando la apuesta para estar a la altura de un nuevo ciclo de políticas progresistas en el Uruguay.
Por estos días, vemos con especial satisfacción la discusión pública acerca de la necesidad de modificar parte de la institucionalidad a favor de un desarrollo integral y sostenible para el Uruguay. Aplaudimos e incentivamos el intercambio que se viene dando acerca de la modificación de algunas viejas estructuras estatales a favor de una nueva y actualizada mirada de nuestro país.
No es posible encarar los cambios que necesita el Uruguay en el siglo XXI, con un Estado del siglo XX. Por ello, estamos convencidos de que hay que avanzar hacia mayores y mejores niveles de análisis prospectivo y planificación indicativa, hacia organismos más transversales, empoderados y financiados, hacia el fortalecimiento de la ciencia, la tecnología y la innovación, la cultura y la justicia, hacia programas regionales en nuestro territorio que reconozcan problemáticas y soluciones comunes a varios departamentos.
No lograremos nuestros objetivos sin fortalecer y proteger el mayor tesoro de nuestro futuro, la primera infancia, nuestras niñas y niños. Y tampoco lo haremos sin un combate frontal al narcotráfico en todas las áreas, y sin un fuerte avance hacia eliminar la violencia contra las mujeres, flagelo dramático de la vida cotidiana de miles de personas.
Estos son sólo algunos de los temas más relevantes que considero se deben encarar de manera más inmediata. Sólo así podremos poner el barco nuevamente en rumbo, hacia un nuevo sueño colectivo, y redoblando la apuesta a favor de nuestro país y toda su gente.
Álvaro García fue ministro de Economía y Finanzas y director de la Oficina de Planeamiento y Presupuesto. Esta columna se terminó de escribir el día del fallecimiento de Danilo Astori. Vaya este aporte como un mínimo homenaje a quien dedicó su vida a estudiar, pensar y actuar sobre el rumbo económico y social del Uruguay.