Frente a los graves hechos políticos recientes que se concentran en la toma de posesión de Donald Trump en Estados Unidos, queda en evidencia la declaración de guerra y arremetida de la ultraderecha hacia lo que denominamos libertades, como parte de un proceso que se viene gestando desde tiempo atrás.
Para dar contexto histórico a los hechos tomaré una parte del trabajo que realicé para el curso “¿América Latina será toda feminista? Repensando los antifeminismos y feminismos desde la teoría de la democracia”, que se enmarca en la Maestría en Ciencias Humanas opción Estudios Latinoamericanos de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de la Universidad de la República.
Allí cito trabajos de investigación que coinciden desde el punto de vista histórico en que la ofensiva conservadora contra la mal llamada “ideología de género” se evidencia en los años 90, cuando en la IV Conferencia de Población y Desarrollo de Naciones Unidas (El Cairo, 1994) se introduce en su Plan de Acción la necesidad de desarrollar políticas concretas para la protección de la salud sexual y los derechos reproductivos, así como el diseño de programas educativos sobre igualdad de género, sexualidad, enfermedades de transmisión sexual y salud reproductiva (Faur y Viveros 2020). En dicha conferencia se inscribe el término “género” por primera vez, a partir de una negociación intergubernamental.
Tanto Faur y Viveros como Gutiérrez y Correa (2018) proponen en sus trabajos un análisis ordenado de cómo estos movimientos organizados detractores de la “ideología de género” han intervenido e influido en procesos políticos de diversos países que en diferentes momentos históricos han pretendido instalar en el debate público la debida discusión para aprobar normativas o política pública que reconoce derechos y garantiza accesibilidades en materia de derechos humanos.
Correa lo enuncia como un movimiento transnacional que ha tenido incidencia en Estados Unidos, Canadá, Australia, Francia, Italia, España, Alemania, Austria, Croacia, Hungría, Polonia, Eslovenia, África Subsahariana e Irlanda. En Uruguay tuvieron incidencia sobre la no implementación de la “Guía de educación sexual en el plan educativo”, entre otras acciones.
Agustina Huertas, en su trabajo final de grado titulado “Análisis discursivo de la primera campaña contra la ‘ideología de género’ en Uruguay” (2021), realiza un exhaustivo análisis e investigación sobre la campaña a favor del prerreferéndum para anular la Ley Integral para Personas Trans (2018) que llevaron adelante determinados sectores políticos. Establece similitudes entre quienes fueron sus portavoces, así como quienes votaron e hicieron campaña para dicho intento de anulación de la normativa, recupera parentescos entre sus detractores y evidencia la cercanía a sectores religiosos de carácter conservador de nuestro país vinculados al proceso prerreferéndum al que también se sometió a la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo (2012) en 2013.
Realiza una descripción organizada de procesos y acciones llevadas adelante por organizaciones que estratégicamente han ido desarrollando intervenciones y se han manifestado en contra de avances en materia de derechos.
La Manif pour Tous es una organización francesa que se conformó en 2012 para oponerse al tratamiento público de la ley de matrimonio entre personas del mismo sexo en ese país. Ha realizado movilizaciones callejeras, campañas audiovisuales que refuerzan los estereotipos de género y la familia tradicional como único modelo. Expone a las niñeces como víctimas directas de los movimientos disidentes.
En Italia se organizaron vigilias y movilizaciones por el “día de la familia”, así como bloqueos parlamentarios contra proyectos de ley como el aborto, la ley orgánica de educación y el matrimonio igualitario.
En España la alianza fue entre la iglesia católica y grupos de personas ateas a través de la organización Hazte Oír con el fin de recolectar firmas y movilizarse “por la vida”; realizaron movilizaciones en redes y se vincularon con el partido de ultraderecha Vox, que apoya y representa sus demandas.
La llegada a América Latina de estas formas organizativas se dio en paralelo al crecimiento de las iglesias neopentecostales. A Brasil llegaron a través de la Iglesia Universal del Reino de Dios, cuya estrategia ha venido siendo marcar presencia en los medios masivos de comunicación y redes sociales. La bancada evangelista brasileña colocó en la agenda, por medio del expresidente Jair Bolsonaro, la discusión en torno a un material didáctico lanzado por el Ministerio de Cultura sobre sexualidad para combatir la homofobia. Se lo denominó “Kit Gay”, fue catalogado de promocionar la homosexualidad y suspendieron su distribución.
La afirmación cerrada de que en su país sólo existirán dos géneros es un intento perverso de negar, de eliminar las disidencias y la diversidad humana, y en definitiva, nuestra existencia.
En Colombia y Perú se dieron procesos similares: en el primero, se promovió un referéndum para impedir la adopción de niñas, niños y adolescentes por parejas del mismo sexo y solteros. Al mismo tiempo, en Perú, se creó la organización antigénero Con Mis Hijos No Te Metas, con similares características a la organización estadounidense Save Our Children, cuya misión es erradicar la “ideología de género” con el fin de “salvar a los niños-as”.
En Argentina la injerencia de estas formas organizativas tomó relevancia pública en 2018 cuando se discutía la legalización del aborto, accionando a través de lemas como “provida” y “salvemos las dos vidas”.
En nuestro país, la iglesia católica elaboró una fuerte crítica a la guía de educación sexual que se intentó implementar, dando lugar a la creación de la agrupación A Mis Hijos No Los Tocan, con el apoyo de la organización peruana Con Mis Hijos No Te Metas, cuyos argumentos eran que dicha guía violaba el derecho de los padres a educar a sus hijos.
En una entrevista del programa chileno Palabra pública, en 2022, la investigadora brasileña Sonia Correa introduce a nivel imagen la hidra para caracterizar a los movimientos detractores de la “ideología de género”. Enuncia que los ríos ideológicos de donde bebe esa hidra –animal mitológico de varias cabezas– son muy antiguos y se remontan a las instituciones del ultracatolicismo, cuyo brazo más conocido es el Opus Dei. La imagen o figura de la hidra refiere a que es algo antiguo, y si bien sus manifestaciones recientes parecen nuevas, se posicionan contra la transformación de lo humano.
La figura de varias cabezas es en referencia a que se adaptan fácilmente al contexto en tiempo y forma; dependiendo de las luchas que se encuentren en disputa o tensión, será la forma que esas cabezas tomarán para contrarrestar y oponerse a procesos de cambios que contengan avances en derechos humanos vinculados a cuestiones de género.
En ese sentido no es casualidad que el dueño de Meta, Mark Zuckerberg, que recientemente liberó las licencias eliminando restricciones en las redes sociales Facebook, Instagram y Threads, haya acompañado la asunción de Trump. Su política implica que quedan habilitados los discursos de odio en las redes sociales, dando a los usuarios “libertades” para tratar de enfermas y no “normales” a las personas homosexuales y travestis-trans. Habilitan la misoginia permitiendo tratar de incapacitadas y locas a las mujeres, permitiendo publicaciones que expresan que las mujeres no pueden ser militares pero sí pueden ser propiedad de alguien como si fueran un objeto.
No es casualidad que, en esa misma ceremonia de asunción, Elon Musk haya realizado con total impunidad la simbología del saludo nazi.
No es casualidad que la ultraderecha representada por Javier Milei y Nayib Bukele, entre otros, se junte con el poder económico y político y apoye discursos y acciones políticas anunciados por el presidente de Estados Unidos, como la persecución a migrantes y la vigilancia hostil de las fronteras, el despido y persecución a unas 15.000 personas travestis-trans que serán retiradas de su lugar de trabajo en el Ejército estadounidense.
La afirmación cerrada de que en su país sólo existirán dos géneros es un intento perverso de negar, de eliminar las disidencias y la diversidad humana, y, en definitiva, nuestra existencia.
La eliminación de las políticas de acceso a la salud y el deporte para las personas travestis-trans echan por tierra los pequeños pasos que las compañeras habían logrado en accesibilidad a un derecho fundamental como es la salud y el derecho al deporte, también como un agente de salud y bienestar.
A esto se suma la decisión de retirar a Estados Unidos del acuerdo climático de París, negando y no atendiendo el cambio climático, y de otorgar indultos y revocar las condenas de unas 1.500 personas que fueron parte de la toma del Capitolio en 2021 en un intento golpista.
Frente a esta guerra política e ideológica, en la que seguimos poniendo las muertas, es claro que vienen por todos los derechos, por todas las libertades, y no sólo por las nuestras. Será necesario reagruparnos, resistir estos retrocesos que impactarán en el mundo entero y fortalecer nuestras voces desde todos los espacios de participación política. Será aún más necesario posicionarnos políticamente desde lo discursivo y desde la acción política en defensa de la democracia, desafío que recaerá sobre las izquierdas latinoamericanas, porque no es momento de tibiezas.
Josefina González es licenciada en Ciencias de la Comunicación y activista transfeminista.
Referencias
- Entrevista a Sonia Correa, Palabra pública, cap. 19, 2022.
- Faur, Eleonor y Viveros, Mara (2020). “La ofensiva conservadora contra la ‘ideología de género’ y sus estrategias de avanzada en América Latina”, Lasa Forum, 51:2. Dossier: “Las ofensivas antigénero en América Latina”.
- Gutiérrez, María Alicia y Correa, Sonia (2018). “Significante vacío: ideología de género, conceptualizaciones y estrategias. Entrevista con Sonia Correa”. OLAC, 2.
- Huertas, Agustina (2021). Trabajo de grado: “Análisis discursivo de la primera campaña contra la ‘ideología de género’ en Uruguay”.