Maicland Pacho Nalerio fue uno de los 43 integrantes de la brigada de comunistas uruguayos que vivieron el exilio haciendo su experiencia internacionalista durante la guerra civil de Angola. Arquitecto recibido en las intensas jornadas de 1968, llegó a Luanda en junio de 1979 junto con su esposa, la también brigadista Teresa Marité Derrégibus, geoquímica, y con su hija Carina, de 10 años. La metrópoli portuguesa había castigado al país recién independizado con el vaciamiento de profesionales y técnicos, así que los integrantes de la brigada se sumergieron en la elaboración de los programas de las facultades de Medicina, de Odontología o del instituto de profesores. Nalerio hizo lo propio en su especialidad.
Su esposa recuerda que empezó a trabajar al día siguiente de haber aterrizado. Además de enseñar, construyó. Fue autor del edificio de la Facultad de Arquitectura de Angola, del Instituto de Computación y del Instituto Angolano de Cine, así como de varios proyectos de viviendas y centros educativos como el moderno instituto Carlos Marx. Maratonista improvisado, corrió la San Silvestre africana y llegó último. Eso sí, envuelto en la bandera uruguaya y rodeado de niños que lo alentaban al grito de “Uruguai, um povo em luta”, por el nombre de un programa de radio que hacían los brigadistas para denunciar la dictadura uruguaya en el medio de África. Quizá los mismos niños del barrio donde vivían y que lo habían bautizado Keoma por su parecido con el personaje de Franco Nero en el spaghetti western homónimo, una de las pocas películas que se proyectaban en la ciudad en ese tiempo.
Una parte de esa historia se cuenta en mi libro Hijos de África (Fin de Siglo, 2024). Pero esa no es toda la historia de Pacho Nalerio. Antes de Angola, este joven olimareño había estado como voluntario en el Chile de Salvador Allende, pero el golpe de Estado de Augusto Pinochet lo obligó a exiliarse en Francia en 1973. Al volver a Uruguay continuó su tarea profesional y llegó a ser grado 5 de la Facultad de Ingeniería y docente del Taller Parodi en la Facultad de Arquitectura. Brillante y desmelenado hijo de su tiempo, falleció en Montevideo el 9 de noviembre de 2025, a los 88 años.