“Lugo cometió traición porque incumplió el compromiso electoral”, porque “¿dijo durante la campaña que el Paraguay se iba a integrar al eje bolivariano?”, se pregunta retóricamente Federico Franco, vicepresidente paraguayo, en entrevista con el diario local La Nación. “O renuncia o lo echamos”, había declarado el senador liberal Alfredo Jaeggli en diálogo con el diario argentino Clarín. El legislador agregó que hay una mayoría cómoda en el Congreso para hacerle juicio político a Lugo “por inepto”, derrocarlo y poner en su lugar a “un liberal que puede reemplazarlo”. A principios de noviembre se habían corrido los rumores de un golpe de Estado en Paraguay luego de que Lugo relevara a los jefes de las Fuerzas Armadas, pero ahora se habla de un golpe constitucional que daría el Congreso. El pasado 5 de diciembre la Cámara de Senadores, con mayoría opositora a Lugo, aprobó hacerle un juicio político al presidente, lo que será votado en Diputados, bajo tres argumentos: supuestos manejos corruptos en la compra de tierras para la reforma agraria; supuesta promoción de la “lucha de clases”, porque criticó a “muchos privilegiados que, amparados en sus riquezas malhabidas [...] no quieren el cambio”; y “simpatizar” con el Ejército del Pueblo Paraguayo, una organización guerrillera a la que se le atribuyen varios secuestros.

Lugo ganó las elecciones en los comicios de abril de 2008 con el apoyo de la Alianza Patriótica para el Cambio, una coalición cuyo principal integrante era el Partido Liberal Radical Auténtico (PLRA), sector de centroderecha que abandonó la coalición tiempo después de los comicios. Para el cargo de vicepresidente, mediante acuerdo, fue elegido el liberal Federico Franco, con quien Lugo reveló que no había afinidad, pero que, con el tiempo, aspiraba a tenerla. Sin embargo, desde que asumieron sus cargos, el 15 de agosto de 2008, no hicieron más que alejarse, generando también una división interna dentro del PLRA.

“Traición” es para Franco que Lugo se haya acercado al “eje bolivariano”. El vicepresidente había declarado en tiempo de campaña que “en Paraguay no habría espacio para la izquierda”. Hoy éste es uno de los argumentos que, según Franco, avalan la realización de un juicio político. Agregó que, en caso de que sea necesario, está listo para asumir la presidencia.

Estos dichos generaron malestar en el gobierno. El senador liberal Sixto Pereira declaró que Franco conspira abierta y públicamente contra el gobierno y que es respaldado por una minoría del PLRA para “un golpe al proceso, no con tanques, sino con una fachada legal”. Blas Llano, otro senador del partido, señaló que Franco “tiene que definirse, si juega en el gobierno o en la oposición” y en la misma línea se manifestó Efraín Alegre, ministro de Obras Públicas, quien señaló que Franco es “vocero de la oposición”. En los últimos días el gabinete se reunió tres veces espontáneamente, para mostrar solidaridad y apoyo al presidente. Pero no sólo en Paraguay el tema está generando movimientos. Los partidarios de Lugo radicados en Argentina enviaron el lunes un documento a la cancillería de ese país expresando la necesidad de “apoyo internacional” ante las “amenazas” contra el gobierno constitucional. Desde la secretaría de Estado argentina se reconoció que “hay preocupación” y que habrá una visita oficial en febrero. Pero mientras el mapa político paraguayo se agita, la opinión de la población parece ir por otro lado.

Una encuesta publicada en el diario paraguayo Última Hora informa que 75% de la población considera de regular a muy buena la gestión de Lugo, y según los sondeos de First Análisis Estudios citados por BBC, la popularidad de Lugo alcanza el 45%.