El jefe del gobierno italiano, Silvio Berlusconi, sufrió una brutal agresión al término de un acto partidario de su sector político, Pueblo de la Libertad (PdL), ayer en la plaza del Duomo de Milán, y debió ser internado en el hospital San Raffaele, donde se constató que Il Cavaliere perdió un par de dientes, además de sufrir varios cortes en su rostro. La agresión -cuyo autor fue identificado como Massimo Tartaglia, de 42 años, quien hace largo tiempo recibe tratamiento psquiátrico- se registró en el momento en el que Berlusconi firmaba autógrafos y se disponía a abandonar la plaza después de un acto que tuvo momentos de tensión, a raíz de que algunos manifestantes le pidieron la renuncia y lo llamaron “payaso”, a lo cual el líder respondió airadamente.
Tras la agresión, las imágenes mostraron el rostro ensangrentado y muy lastimado de Berlusconi, quien atinó a decir “estoy bien, estoy bien” antes de meterse en el auto que lo llevó al hospital, mientras la sangre emanaba de su boca y su nariz. El ministro de Defensa, Ignazio La Russa, quien se encontraba al lado del primer ministro en el momento del ataque, declaró a los medios presentes que Berlusconi “fue alcanzado con un puñetazo por una persona que parecía tener algo en la mano y que fue detenida inmediatamente”. En efecto, si bien en un primer momento se pensó que la agresión había sido un puñetazo, luego se verificó que el ataque fue realizado con un objeto metálico, que de acuerdo a algunas versiones era una réplica en miniatura del Duomo de Milán, famosa catedral gótica emblemática de esta ciudad del norte italiano. “Lo que le han hecho a Berlusconi es un acto de terrorismo”, declaró a Ansa Umberto Bossi, líder de la ultraderechista Liga Norte, principal aliado del gobierno que encabeza Il Cavaliere. También se manifestó sobre el hecho el presidente italiano, Giorgio Napolitano, quien condenó el incidente y además dijo que la “espiral de violencia” debe ser detenida. Gianfranco Fini, presidente de la Cámara de Diputados y perteneciente al PdL, declaró que el de ayer fue “un día malo para Italia. Se trata de un gesto gravísimo ante el cual todas las fuerzas políticas deben manifestar una condena sincera y expresar su solidaridad con Berlusconi”.