La sesión se retrasó unos veinte minutos de su hora fijada, porque los ex compañeros de fórmula Luis Alberto Lacalle y Jorge Larrañaga tuvieron previamente una reunión privada. Según fuentes nacionalistas, Lacalle le habría dicho al líder de Alianza Nacional (AN) que, tal como quería José Mujica, será él quien lleve adelante las negociaciones con el presidente electo por la participación del Partido Nacional (PN) en la futura administración. Ya en la sesión, Lacalle transmitió la decisión a los demás integrantes, y Larrañaga adelantó que informaría regularmente al Directorio sobre el avance de las gestiones.
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Lacalle informó en el Directorio sobre la reunión que tuvo el viernes con Mujica. Aclaró que el presidente electo no le ofreció participar en el gabinete ministerial, y que la oferta se limitó a la representación de las minorías en los entes autónomos, empresas públicas y servicios descentralizados. Por unanimidad los blancos consideraron “correcto” aceptar el planteo, en el entendido de que es “lo que corresponde”. Piñeyrúa explicó que en los próximos días se definirán los nombres de los técnicos que formarán parte de los grupos sobre educación, seguridad, energía y medio ambiente, los cuatro temas propuestos por el Frente Amplio en los que se podría acordar lineamientos generales para la elaboración de políticas públicas a aplicar durante la próxima administración. Pero también resolvieron proponer otros grupos de trabajo: política exterior, implementación del Sistema Nacional Integrado de Salud (sugeridos por el propio Lacalle) y ciencia y tecnología, trabajo e inversión social. Algo similar había sugerido el Partido Independiente, pero desde el oficialismo se limitó la oferta, por ahora, a esas áreas. Además, acordaron que la negociación será directamente con el gobierno, y que no habrá conversaciones con el Partido Colorado por la representación de la oposición en los organismos públicos.
Desde el comienzo del primer encuentro de las autoridades partidarias tras el balotaje, el presidente del Directorio reconoció la existencia de voces críticas sobre la campaña y el surgimiento de “cuestionamientos a nivel personal” en su contra, y planteó que si debía asumir las responsabilidades por la derrota lo haría. Larrañaga propuso realizar una reunión especial el 22 de diciembre para evaluar los resultados y blanquear esa autocrítica. Ante dicho planteo, sin embargo, el senador Francisco Gallinal (Unidad Nacional) manifestó que no era conveniente “poner al partido en la vidriera”, ya que se debía preparar la estructura para las elecciones municipales.
En ese sentido, Gallinal dijo a la diaria que para sacar “conclusiones definitivas” es necesario “esperar a que termine el periplo electoral”, en referencia a mayo. Finalmente indicó que, si bien se continuará conversando sobre la evaluación, “se descartó hacer una reunión especial”.
Desde AN el senador Sergio Abreu había declarado la semana pasada que el discurso del partido debía “modernizarse”, y ayer el economista Javier de Haedo, primero integrante del equipo asesor de Larrañaga en materia económica, y después de la fórmula blanca, sumó críticas más fuertes desde el aliancismo.
Te digo una cosa y la otra
De Haedo dijo ayer en El Espectador que el discurso llevado adelante por el candidato presidencial “estuvo atrasado en la medida en que se asumió que se estaba enfrentando a un Frente Amplio [FA] de otra época, de la oposición, que hacía propuestas sencillas, fáciles, un poco demagógicas, utópicas, y, sin embargo, se estaba enfrentando a un FA que venía de un gobierno exitoso”.
Pero De Haedo se despachó en cuestionamientos a la propuesta económica que presentaron Lacalle y el economista Gustavo Licandro el martes 17 de noviembre; dijo que fue “técnicamente mal formulada y políticamente inconveniente”. Explicó que hasta la mañana del lunes tenía preparada una propuesta para presentar, y que ese mismo día se le comunicó que los lineamientos serían otros. “Yo no tenía una visión favorable a bajar impuestos; por un tema de responsabilidad fiscal que es más fuerte que yo no puedo proponer una cosa en la que no creo”, dijo, y agregó que no defendió políticamente la propuesta porque “como economista” tampoco lo podía hacer. “Si a mí como economista dos más dos me da cuatro, como político no puedo decir que da tres o cinco. Eso se llama ‘doble discurso’, se llama ‘demagogia’; para eso hay otros que lo hacen mejor que yo, en eso no voy a entrar”, remató.
Para el ex jerarca del gobierno de Lacalle “lo peor de todo no es la crítica técnica”, sino las diferencias políticas: en dicha propuesta “se priorizaba eliminar los impuestos a los compatriotas de mayores ingresos, con lo cual se vulnerabilizaba la propuesta, se exponía a que se dijera -como al otro día salió a decir el senador Astori- ‘es una propuesta para los ricos’. Era vulnerable a esa crítica, que no era equivocada. Después algunos se sorprenden de que los tilden de derecha”, sentenció.
“Muchas de las cosas que Javier de Haedo menciona son parte de la evaluación que hacemos gran parte de la dirigencia aliancista”, reconoció la diputada Beatriz Argimón, quien agregó que el PN debe “repensar la estrategia de apertura hacia la sociedad”, ya que muchas veces “no ha tomado en cuenta el empoderamiento de la sociedad civil, temas que hacen a lo cotidiano, que son muy importantes para la gente”. Para la dirigente éste fue “un cambio de estilo que desde AN se propició desde el comienzo, pero sabíamos que no iba a ser fácil”.
El sector de Larrañaga hará, en esta semana o la próxima, su propia reunión evaluatoria del desempeño del PN en octubre y noviembre. La diputada electa Ana Lía Piñeyrúa marcó sus diferencias con la postura de De Haedo. “Yo no me hubiera sentado en la mesa si no hubiera estado de acuerdo con las propuestas que se iban a presentar”, dijo en diálogo con la diaria, y agregó que los equipos asesores de la fórmula “nunca” funcionaron como describió De Haedo.
El senador Gallinal fue más duro con el economista: “No es así como hay que proceder; es el primer suplente de Larrañaga, tiene que tomar su sentido de pertenencia al partido, para en función de eso moverse con otra cautela. No creo que haya que maniatar a nadie, pero tenemos valores superiores a nosotros mismos que preservar, más allá de intereses sectoriales”, cuestionó.