Los festejos del campeonato obtenido por Banfield y los reportes cada vez menos alentadores sobre el estado de salud del cantante Sandro quedaron en un segundo plano en la agenda informativa Argentina cuando el jefe de gabinete, Aníbal Fernández, confirmó las amenazas sufridas por la presidenta Cristina Fernández cuando viajaba en helicóptero desde la quinta de Olivos hacia la Casa Rosada. Frases como “Maten a la yegua” y “maten al pescado” pudieron escucharse en medio de las comunicaciones entre el piloto del helicóptero presidencial y Aeroparque, en ocasión del vuelo realizado por la presidenta el viernes.
La difusión de una grabación en la que se escuchan mensajes intimidatorios, filtrados a través del equipo de comunicaciones de la nave y que estaban dirigidos a la mandataria argentina, podría tener relación con el reciente inicio del juicio contra varios altos jerarcas por los crímenes cometidos en la ESMA durante la última dictadura militar. Si bien admitió que es difícil comprobar en este momento el vínculo entre ambos hechos, Aníbal Fernández declaró que “esto no deja de ofrecerle a cualquier malpensado como uno la posibilidad de que esto esté íntimamente ligado con esas acciones”, según informó La Nación. En esta misma dirección apunta una información publicada por la agencia Télam, que señala que la amenaza tuvo lugar el viernes último, a las 11.34, en el mismo momento en que en los tribunales federales de Retiro se iniciaba el juicio oral contra 19 ex marinos integrantes del Grupo de Tareas de la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA). El jefe de Gabinete calificó el hecho como “muy grave” y agregó que “en cualquier país del mundo esto es muy serio”, al tiempo que la presidenta prefirió no referirse públicamente al tema. El procurador general Esteban Righi realizó la denuncia del incidente, que será investigado por la justicia federal.
Saliendo de este tema, pero vinculado estrechamente con el juicio a la ESMA, ayer prosiguió en Italia el juicio en ausencia al ex jefe de la Armada, Emilio Eduardo Massera. El proceso se reinició el pasado mes de setiembre, tras haber sido suspendido hace cuatro años por una declaración de “demencia” de Massera, quien tiene 84 años de edad. La instancia judicial tiene lugar por la desaparición, tortura y asesinato, entre 1976 y 1977, de los italianos Angela Aieta Gullo, Giovanni Pegoraro y su hija Susana.