En medio de las críticas que arrecian acerca del desarrollo de las negociaciones, la presidenta danesa de la Cumbre de la ONU del Cambio Climático, Connie Hedegaard, renunció a su cargo y fue sustituida por el primer ministro danés, Lars Lokke Rasmussen. La renunciante explicó que la ansiada llegada de los líderes políticos a Copenhague propició el cambio, porque era más “apropiado” que asumiera el cargo Rasmussen. Hedegaard, ex ministra danesa de Medio Ambiente y próxima comisaria europea de Cambio Climático, continuará realizando consultas informales en nombre de la presidencia, ya que fue designada “representante especial” del primer ministro.
Sin embargo, según la BBC, deja dudas, porque Rasmussen siempre quiso presidir la cumbre y entre él y la ex ministra habían existido roces. Esto y el poco éxito de la cumbre podrían ser las razones reales de su retiro.
Se espera que más de cien jefes de Estado estén en Copenhague para los dos últimos plenarios de la cumbre que tendrán lugar hoy y mañana. Algunos ya llegaron, como el primer ministro británico, Gordon Brown, el presidente de la Comisión Europea, Jose Manuel Durão Barroso, el mandatario boliviano, Evo Morales, y su homólogo venezolano, Hugo Chávez, quien en su primera presentación ironizó: “Si el clima fuese un banco, ya lo estarían salvando”, refiriéndose a los países desarrollados, a quienes acusa de ser los grandes responsables del calentamiento global. Las discusiones se están llevando a cabo en dos grupos de países con posiciones diferentes. Uno de ellos trabaja sobre el Protocolo de Kioto y el otro sobre un nuevo tratado. Cada uno realizó un borrador y, según informó la ex presidenta, serán los últimos textos que se presenten en las discusiones de la cumbre, que comenzó el 7 de diciembre y finalizará mañana.
Frente a este anuncio, países como China, Brasil, Bolivia y Sudán, en representación del G77 (grupo de países en desarrollo), rechazaron un nuevo borrador danés que, consideran, “sale de la nada”. Éste es un claro reflejo de lo que sucede puertas adentro. Incluso Su Wei, el negociador chino, dijo a Rasmussen que “no pueden poner delante un texto caído del cielo”. El primer ministro danés reiteró que esta propuesta “recoge los resultados” alcanzados hasta ahora.
En la medida en que llegan los líderes, el lugar disponible para observadores en el edificio donde se llevan a cabo las negociaciones, el Bella Center, se reduce. Para no hacer colapsar el lugar, se redujeron las acreditaciones otorgadas a las organizaciones sociales a la tercera parte. Las discusiones del primer día de la cumbre fueron observadas por 21 mil personas, pero sólo un centenar podrá ver el último día el debate decisivo. Para la cumbre se acreditaron 46 mil personas a través de la ONU, pero el edificio tiene capacidad sólo para 15 mil. Yvo de Boer, responsable de la ONU en la cumbre, declaró: “Yo soy el culpable”, y reconoció haber pensado que “la gente entraría y saldría de la cumbre y que algunos estarían sólo una semana”.
Fue por esta situación que se generó un caos en los alrededores, donde se registraron enfrentamientos entre grupos de personas acreditadas que pretendían entrar al Bella Center y las fuerzas policiales. Entre forcejeos, gases lacrimógenos y palazos, la situación se saldó con la detención de 230 personas y el cierre del edificio en el que se realiza el encuentro.