Después de varias marchas opositoras que terminaron con muertos, heridos y detenidos, ayer fueron los partidarios del presidente iraní, Mahmud Ahmadinejad, los que salieron de a miles a las calles. Lo hicieron para apoyar al gobierno y reclamar “muerte a Musaví”, el líder opositor Mir Husein Musaví, a quien responsabilizaron por las protestas de los últimos días. “Muerte a quienes se oponen a la Velayat-e Faquih”, es decir, al régimen teocrático iraní, reclamaban los manifestantes, según las crónicas de la agencia de noticias EFE. Para los partidarios de Ahmadinejad, opositores como Musaví y Mehdi Karrubi, otro dirigente reformista, son responsables de causar inestabilidad en el país.
El jefe de la Policía iraní, Ismail Ahmadi-Moqaddam, anunció represalias contra los críticos de Ahmadinejad detenidos en las manifestaciones de ayer. “El tiempo de la tolerancia se terminó”, dijo en conferencia de prensa, y agregó que algunos de los opositores apresados serán acusados de delitos que se castigan con la pena de muerte, informó la agencia de noticias ANSA.
Las declaraciones de la autoridad policial tuvieron lugar justo un día después de que el líder supremo de Irán, el ayatolá Alí Jamenei, avivara el fuego lanzando fuertes palabras contra los opositores, a los que catalogó como “enemigos de Dios”.
Algunas de las protestas oficialistas de ayer, en Teherán, transcurrieron por las mismas calles por las que, días atrás, opositores que reclamaban reformas y protección a los derechos humanos eran reprimidos por las fuerzas de seguridad, en choques que dejaron ocho manifestantes muertos.