Tal como lo hizo el ex presidente demócrata Bill Clinton en el año 1993, ayer por la noche el también mandatario demócrata Barack Obama compareció ante ambas cámaras del Congreso estadounidense para defender su proyecto de reforma del sistema sanitario. Se trató de un nuevo intento por reunir los apoyos a su tan cuestionado plan.

En la década de 1990, Clinton no logró superar las críticas con su discurso, y la reforma de salud que impulsaba no prosperó. Anoche, Obama volvía a enfrentar críticas similares a las que se le formulaban al plan de Clinton. Pero esta vez hubo más cuestionamientos conservadores. Como la reforma pretende impulsar el rol del sector público, el presidente fue tachado de socialista por la oposición republicana. Algunos de los argumentos con los que se busca que los estadounidenses se opongan al plan fueron catalogados como totalmente falsos por el Ejecutivo. Un ejemplo de ellos figura en un reciente artículo del diario The Wall Street Journal, en el que Sarah Palin, ex candidata a la vicepresidencia por el Partido Republicano, dice que la reforma creará “comisiones de la muerte” porque el gobierno determinará la calidad y cantidad de la atención médica para quienes estén próximos a fallecer.

Señalar que las políticas de Obama se acercan al socialismo se convirtió en práctica frecuente de los republicanos, que esta semana también afirmaron que un discurso que del presidente frente a estudiantes era un modo de inculcarles a los niños sus ideas progresistas. En el discurso, Obama instó a los escolares a que continuaran esforzándose en sus estudios “sin importar cómo se veían, de dónde venían, cuánto dinero tenían o qué les sucedía en sus casas”.

“No hay excusas para faltar a clases o dejar la escuela, no hay excusas para no intentarlo”, afirmó el mandatario, quien en su discurso enfatizó que los niños debían dedicar sus esfuerzos a superarse. “Estoy trabajando duro para arreglar sus salones de clase y para conseguir los libros, el equipamiento y las computadoras que ustedes necesitan para aprender. Pero ustedes también tienen que hacer su parte, así que espero que todos se tomen las cosas en serio este año”, afirmó Obama, y agregó que esperaba “grandes cosas de cada uno de los escolares”. Les pidió: “No decepcionen a su familia ni a su país y, sobre todo, no se decepcionen a ustedes mismos. Hagan que todos estemos orgullosos”.

Algunos miembros conservadores de juntas escolares se negaron a transmitir las palabras de Obama, a las que consideraron “un discurso político patrocinado por el Estado”. Por su parte el líder del Partido Republicano en Florida, Jim Greer, describió al discurso como “un intento [de Obama] de adoctrinar a los niños del país en su agenda socialista”. Pero el mandatario recibió el apoyo inesperado de la ex primera dama Laura Bush, quien consideró correcto que buscara brindar un estímulo a los niños para que continuaran con sus estudios.

Para tratar de aminorar las críticas, la Casa Blanca había colgado en su página web el discurso íntegro que daría el presidente el lunes, un día antes de que fuera pronunciado frente a los escolares. No sucedió lo mismo con las palabras que Obama dirigió anoche al Congreso, ya que según se filtró a la prensa estuvo haciendo correcciones en el borrador hasta el último minuto.

Obama “sigue pensando que la opción pública es valiosa”, afirmó el portavoz de la Casa Blanca, Robert Gibbs, en una de sus múltiples apariciones en los medios estadounidenses durante la mañana y la tarde de ayer. Aunque, por otra parte, Gibbs señaló que el fortalecimiento de la opción pública no era la parte “esencial” del plan de reforma, siguiendo así la estrategia del presidente de formular un proyecto que logre el mayor apoyo posible dentro de las filas de los dos partidos mayoritarios en Estados Unidos. Este intento de moderar las ambiciones del plan fue criticado por los demócratas más liberales, mientras que parecería satisfacer a los más conservadores dentro del partido, a los que se conoce como Blue Dogs (perros azules, en español).

De todas formas, Gibbs anunció ayer: “[El plan] reducirá el crecimiento insostenible en los costos del cuidado de salud, que se ha duplicado en la última década y que, francamente, volverá a hacerlo si no actuamos ya”.