Con propaganda en las calles de Tegucigalpa y avisos que ya empiezan a circular por los medios de comunicación, comenzó ayer en Honduras la campaña electoral de cara a las elecciones nacionales, que tendrán lugar el próximo 29 de noviembre.

La campaña estuvo encabezada por los candidatos de las dos principales agrupaciones partidarias hondureñas: Elvin Santos, del Partido Liberal, y Porfirio Lobo, del Partido Nacional. Lobo buscará estar al frente del gobierno hondureño por segunda vez, dado que se presentó y fue derrotado en las elecciones de 2005, en las que resultó vencedor el liberal Manuel Zelaya. Por su parte, Santos fue vicepresidente de Zelaya, aunque renunció el año pasado.

En los discursos que dieron ambos candidatos, precisamente Zelaya fue el gran ausente; a pesar de que el golpe de Estado contra su gobierno ha sacudido al país desde que se produjo el pasado 28 de junio, ninguno de los presidenciables se pronunció respecto de su restitución en el cargo, un reclamo que sostienen tanto los movimientos populares en Honduras como la totalidad de la comunidad internacional.

Quienes reclaman por la restitución del sistema democrático en el país han tachado a Santos y Lobo de “golpistas”, y anunciaron que mantendrán las manifestaciones en las calles hasta que se termine la dictadura.

Ayer, en una nueva marcha de protesta en Tegucigalpa organizada por el Frente Nacional de Resistencia contra el Golpe de Estado, los manifestantes escribieron el apodo de Zelaya, “Mel”, en varias banderas liberales que se habían colgado en el marco de la campaña, y tiraron un cartel publicitario del candidato del Partido Nacional.

Por su parte, el gobierno de facto asegura que éstas serán las elecciones “más votadas de la historia”, y a través del Tribunal Supremo Electoral, amenaza con acusar judicialmente a quienes promuevan la abstención.

En las elecciones, además de Lobo y Santos, se presentarán Felicito Ávila, por la Democracia Cristiana, y Bernardo Martínez, por el partido Innovación y Unidad. Los candidatos César Ham, de Unificación Democrática, y el independiente Carlos Reyes están estrechamente vinculados con el movimiento de resistencia al golpe de Estado y aún no han salido a hacer campaña. A su vez, Reyes ya advirtió que si Honduras no retoma el orden democrático, no continuará en la carrera presidencial, e instó “a los candidatos no golpistas” a hacer lo mismo.

Otra vez Washington

Mientras tanto, ayer Zelaya se encontraba nuevamente en Washington para intentar que se incremente la presión sobre el régimen golpista, en lo que fue su quinta visita a la capital estadounidense desde su derrocamiento. Allí se reunió con el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), José Miguel Insulza, con embajadores del organismo, y también con referentes de organizaciones no gubernamentales y defensores de los derechos humanos. Está previsto que el Consejo Permanente de la OEA analice hoy si reconocerá o no la legitimidad de los comicios en Honduras; también en estos días, el gobierno estadounidense se expedirá sobre si considera que lo que sucedió en Honduras fue un golpe militar.

Si el Departamento de Estado indica que Zelaya fue derrocado militarmente, Estados Unidos podría adoptar sanciones más graves contra el gobierno golpista hondureño.