Desde hace dos meses, los reclusos de la cárcel de Bagram, ubicada al norte de la capital afgana, Kabul, se niegan a ducharse, a recibir visitas de la Cruz Roja y de sus familiares, y no participan en las actividades dentro de la prisión. El objetivo es llamar la atención sobre su situación, ya que muchos de los 600 detenidos denuncian, entre otros abusos, que esperan, desde hace años, algún tipo de resolución judicial. Pero no fue esto lo que sensibilizó al gobierno de Estados Unidos. Según medios locales, habrían sido los juicios que algunos prisioneros lograron impulsar en contra de la gestión estadounidense (y que comenzarán en abril) los que ejercieron más influencia a la hora de convencer a la administración de Barack Obama de que implante un nuevo programa en materia de reconocimiento de derechos a detenidos.

Según señaló una fuente anónima proveniente del área de Defensa de Estados Unidos a los periódicos The New York Times y The Washington Post, el plan habilitará a los prisioneros de Bagram una serie de potestades que hasta ahora no tenían. La fuente advirtió que las nuevas medidas buscan reflejar cambios dentro de la política interna de la cárcel, por ejemplo, la medida de separar a los militantes más extremistas de los moderados, y anunció además que esta decisión será formalizada en el correr de la semana.

Con la nueva normativa, los detenidos de esta cárcel podrán contar con un representante, con el detalle de que éste no será abogado, sino un militar estadounidense. Por intermedio de esta figura, el recluso se podrá presentar ante una Junta de Revisión de Detenidos para que analice su caso. Este mecanismo resulta familiar, ya que es el que se implementa en la base militar estadounidense que se encuentra en Guantánamo, Cuba, cuyo funcionamiento ha aparejado otro sinfín de denuncias. De todos modos, para la cárcel en Afganistán será una novedad que los detenidos puedan llamar a testigos y presentar evidencia para defenderse. Esto, según apuntó The Washington Post, es una ventaja que tienen con respecto a los prisioneros de Guantánamo, a quienes por encontrarse al otro lado de su país de origen se les dificulta el acceso a pruebas y a testigos.

Esta información se conoce en medio de una revisión por parte del gobierno de Obama de las políticas implementadas por su predecesor George W Bush durante la guerra contra el terrorismo, y que han llevado a organizaciones militantes en materia de derechos humanos a poner el grito en el cielo a raíz de los abusos cometidos durante esa administración.

Tina Foster, directora de la Red Internacional de Justicia, que actúa como defensora en cuatro casos dentro de la cárcel Bagram, compartió con The New York Times sus dudas de que los cambios realmente se apliquen, puesto que primero habría que asegurarse de que una entidad supervise y garantice el respeto a los nuevos derechos.

Por ahora, los únicos cambios notorios son edilicios. El Pentágono quiere cerrar la antigua prisión y ya está construyendo una nueva, “más moderna y más humana”, según ha informado el gobierno estadounidense. De esta forma se busca un lavado de cara a un edificio que para la sociedad afgana simboliza una ocupación extranjera y una guerra cuyos resultados no terminan de convencer.

Otro frente más

Uno de los puntos más delicados para Estados Unidos y sus aliados que mantienen tropas en Afganistán mediante la OTAN, que les valió críticas de numerosas organizaciones sociales, es la cantidad de civiles que mueren en cada ataque contra la insurgencia. Un ejemplo es el caso del periodista afgano Sultan Munadi, quien murió el 9 de setiembre, cuando fuerzas de la OTAN intentaron rescatar a Stephen Farrell, su colega británico, reportero de The New York Times. Munadi le hacía de traductor cuando los dos fueron secuestrados por milicianos del talibán en la zona de Kunduz. Los militares rescataron a Farrell y también recuperaron el cadáver de un soldado británico que murió en la operación, pero no el cuerpo de Munadi, reportó EFE. De su muerte, el Club de Prensa de Afganistán culpó a las fuerzas extranjeras presentes en el país.

Otro caso, uno de los más polémicos en estos días, fue el bombardeo de la OTAN a comienzos de mes sobre camiones cisternas que habían sido robados por milicianos del talibán. Tras varias idas y venidas, el gobierno afgano informó que en ese ataque murieron 30 civiles y 69 combatientes, mientras que la insurgencia talibán y organizaciones de derechos humanos advirtieron que la cifra de muertos civiles llegaba al centenar. El director de Afghanistan Rights Monitor, Ajmal Samadi, denunció que “los imprudentes ataques aéreos de las fuerzas internacionales han causado grandes pérdidas y daños a no combatientes y han dañado seriamente la credibilidad de la OTAN entre los afganos”.

Este episodio fue la gota que desbordó el vaso, y llevó a la Corte Penal Internacional (CPI), creada en 2002 por la Organización de las Naciones Unidas, a iniciar una investigación sobre crímenes de guerra y de lesa humanidad en Afganistán, a raíz de las inumerables denuncias presentadas por organizaciones humanitarias y sociales. Luis Moreno Ocampo, fiscal general de la CPI, señaló que la investigación preliminar se inició de manera independiente y pretende arrojar luz sobre los abusos cometidos hacia la población civil por parte de las tropas extranjeras y también de la insurgencia afgana del talibán.

Según el sitio Islamic Online, Moreno Ocampo señaló durante una rueda de prensa en La Haya: “Estamos intentando determinar diversas acusaciones, incluyendo ataques masivos, daño colateral que excede lo que se considera apropiado, y tortura”. Recordó que Afganistán firmó el tratado establecido por la CPI, que señala que cualquier crimen de guerra cometido en su territorio, ya sea en manos de locales o extranjeros, es de jurisprudencia de la Corte sin que sea necesaria una denuncia formal. De todos modos, el fiscal general advirtió que recabar información en Afganistán no será fácil, y que la CPI sólo puede abrir un expediente oficial si el gobierno del país o el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas así lo pide.