Durante una guerra civil que se extendió de 1980 a 1992, más de 75.000 salvadoreños murieron y 8.000 desaparecieron. El sábado, el actual gobierno de izquierda, liderado por Mauricio Funes, pidió perdón a las víctimas en nombre del Estado. “Reconozco públicamente la responsabilidad del Estado ante esos hechos, tanto por acción como por omisión, puesto que era y es obligación del Estado proteger a sus ciudadanos y garantizar sus derechos humanos”, declaró el presidente. “En nombre del Estado salvadoreño, pido perdón”, dijo Funes.

Así conmemoró, en un acto oficial, el 18˚ aniversario del 16 de enero de 1992, fecha en que se firmaron los acuerdos que pusieron fin al conflicto, reportaron las agencias de noticias EFE, Reuters y ANSA. El presidente dijo que era su responsabilidad saldar “una deuda que el Estado salvadoreño contrajo hace 18 años”. Su gobierno, que asumió en junio, es el primero en aceptar la responsabilidad del Estado en aquellas muertes y desapariciones. Es también la primera administración de izquierda desde el conflicto. El oficialismo salvadoreño es heredero de la guerrilla del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), que en 1992 firmó los acuerdo de paz. También los firmó el presidente de entonces, Alfredo Cristiani, quien pertenecía a la derechista Alianza Republicana Nacionalista (Arena), que siguió en el poder desde entonces hasta la asunción de Funes.

Tuvo que cambiar el signo político para que el presidente salvadoreño reconociera, como lo hizo Funes, “que agentes pertenecientes entonces a organismos del Estado, entre ellos las Fuerzas Armadas, los cuerpos de seguridad pública y otras organizaciones paraestatales, cometieron graves violaciones a los derechos humanos y abusos de poder”, que “realizaron un uso ilegítimo de la violencia, quebrantaron el orden constitucional y violentaron normas básicas de la convivencia pacífica”. El presidente recordó que esos crímenes incluyeron “masacres, ejecuciones arbitrarias, desapariciones forzadas, torturas, abusos sexuales, privaciones arbitrarias de libertad y diferentes actos de represión” cometidos “contra civiles indefensos ajenos al conflicto”. Funes añadió: “Que este perdón sirva para dignificar a las víctimas, que les ayude a aliviar su dolor y contribuya a sanar sus heridas y las de todo el país”.

Además el gobernante anunció la creación de una comisión nacional de búsqueda de niños desaparecidos, un grupo dedicado a hallar a los niños que en aquellos años fueron separados de sus familias en distintas circunstancias. Dijo también que se buscarán las formas de compensar a las víctimas del conflicto, y prometió el pago de pensiones que reclaman personas lisiadas durante ese período, que se cuentan por miles.

Ese día, también pidió perdón la guerrilla. “A todas las víctimas del conflicto, a todos sus familiares, a sus hijos e hijas, el FMLN les pide perdón, a todo el pueblo salvadoreño afectado por nuestras acciones militares”, dijo, en otro acto, ante militantes del FMLN, en la Plaza del Cristo de la Paz, el vicepresidente salvadoreño, Salvador Sánchez Cerén, según reportó EFE. A diferencia de Funes, Sánchez integró las filas de la guerrilla. Sánchez añadió que su país tiene “una nueva oportunidad para superar las deficiencias de los acuerdos incumplidos”. Se refería, según detalló, a reformas en el sistema judicial, en la policía, otros compromisos asumidos al firmar la paz, y otros adoptados luego por recomendación de la comisión de la verdad de Naciones Unidas, que se creó luego del conflicto.

Con el pedido de perdón del presidente, el gobierno dio respuesta al reclamo de organizaciones sociales vinculadas a las víctimas. Un paso en esa dirección había dado en setiembre, cuando reconoció la responsabilidad del Estado salvadoreño en la muerte del arzobispo Óscar Arnulfo Romero. El sacerdote, que denunciaba en su prédica las matanzas cometidas por el Ejército contra campesinos, fue baleado mientras oficiaba misa en 1980.

Organizaciones civiles reclamaron que a ese reconocimiento se sumara un pedido de perdón estatal, y trascendió entonces que el presidente tenía previsto pedirlo en el aniversario que se conmemoró el sábado. “Que esto contribuya a fortalecer la paz”, dijo Funes, “Que este perdón sirva para dignificar a las víctimas, que les ayude a aliviar su dolor y contribuya a sanar sus heridas y las de todo el país”.