La Policía Metropolitana porteña causó una nueva polémica con la compra de diez armas no letales para sus agentes. Se trata de cinco pistolas Taser X26, que descargan electricidad, y de cinco armas Pepper Ball, que disparan gas pimienta, que comenzarán a utilizarse en la calle en unos diez días.

El senador kirchnerista Francisco Nenna repudió la compra y dijo que estas nuevas armas no son “ni más ni menos que picanas aggiornadas y modernas”. Además, relacionó esta compra con el veto que aplicó el jefe de gobierno de la ciudad de Buenos Aires, Mauricio Macri, a una norma aprobada por el legislativo porteño que creaba el Comité Contra la Tortura. “No es casual que se vete una ley que prevé monitorear que no se torture en cárceles y comisarías, y a la vez se dote a la nueva Policía de este tipo de armamento”, añadió el legislador, según informaron medios argentinos.

Desde el gobierno nacional también se cuestionó la compra. El jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, dijo que en Argentina “hay experiencias muy fuertes”, en referencia a la tortura.

“Hay más muertes con armas de fuego que con las Taser”, respondió el ministro de Justicia porteño, Guillermo Montenegro, al ser consultado por las 26 muertes denunciadas por el uso de estas armas en Canadá, informó la agencia estatal de noticias Télam. Montenegro desestimó la comparación con las picanas: “un elemento de tortura también puede ser un balde, una cucharita, cualquier cosa”.

Amnistía Internacional difundió ayer un comunicado recogido por el diario argentino Perfil, en el que “exige al gobierno de la ciudad de Buenos Aires que suspenda el uso” de armas eléctricas “hasta que se realice una investigación independiente” sobre sus efectos.