El tiempo de elecciones en Brasil durará 28 días más. Las tendencias que indicaban las encuestas, que consideraban que no era segura una victoria de la candidata oficialista, Dilma Rousseff, en primera vuelta se confirmaron. Obtuvo 46,7% de los votos y el 31 de octubre volverá a competir con el principal candidato opositor, José Serra, del Partido de la Social Democracia Brasileña, que ayer logró 32,7% de respaldo, con el 98,6% de los votos escrutados.
Aunque todos los sondeos realizados en la última semana auguraron que en una eventual segunda vuelta Rousseff ganará con el 52% de los votos, la campaña continúa.
Ayer la candidata que resultó tercera en las elecciones, Marina Silva, del Partido Verde, logró más de lo esperado: el 19,4% de los votos. Escindida del gobernante Partido de los Trabajadores (PT), es previsible que Silva dé su apoyo a la candidata petista, algo que los propios dirigentes del partido de gobierno señalaron como una posibilidad durante la campaña. Aun así, una encuesta de Datafolha de la semana pasada, publicada por el diario Folha de São Paulo, reveló que la mayoría del electorado de Silva respaldaría a Serra en una segunda vuelta.
“Puede ser que [la victoria] demore 30 días más, 30 días de lucha, y volvemos a la disputa”, reconocía ayer el presidente Lula da Silva en conferencia de prensa después de votar en San Bernardo del Campo. Aunque dijo ser “muy optimista con la posibilidad de que Dilminha gane en primera vuelta”, recordó: “Yo no gané en primera vuelta en ninguna elección, ni en 2002, ni en 2006”. Con algo de nostalgia, Lula indicó: “Lamento que haya sido la primera vez que vengo a votar y no veo mi cara desde que fueron restablecidas las elecciones para presidente, en 1989”, y celebró el “momento extraordinario de consolidación de la democracia” que vive Brasil.
Con V de victoria
“Quien combate en una buena disputa sale fortalecido. Ganemos en primera o en segunda vuelta... ya es una victoria haber llegado hasta aquí”, sostuvo Rousseff ayer por la mañana en un desayuno con los dirigentes de su partido y del Partido del Movimiento Democrático de Brasil (PMDB), su aliado y el partido de su compañero de fórmula, Michel Temer. “Agradezco a Dios por haberme dado la fuerza porque tuve que superar muchos obstáculos”, agregó Rousseff, que antes de que comenzara la campaña tuvo que superar un cáncer linfático, informó la cadena O Globo.
La candidata fue a votar acompañada por Tarso Genro, quien ganó las elecciones a gobernador en Río Grande del Sur. Solicitada por la prensa y mientras hacía la V de victoria, casi olvida llevarse el comprobante de voto. La candidata no hizo declaraciones hasta llegar al aeropuerto, desde el cual viajaría a Brasilia a encontrarse con Lula para esperar los resultados. En el aeropuerto dijo que habló por teléfono con Lula, quien le deseó buena suerte.
Serra fue el último candidato en votar. Lo hizo en San Pablo, acompañado por su esposa, por Geraldo Alckmin, quien venció en las elecciones de goberandor en ese estado, y por su candidato a vicepresidente, Índio da Costa, del partido derechista Demócratas. “Si Dios quiere, habrá una segunda vuelta”, dijo después de emitir su voto.
Si Rousseff fue en alguna medida la perdedora de las elecciones al no alcanzar la victoria en primera vuelta, Silva fue la vencedora. Mientras que las encuestas publicadas ayer por la mañana le auguraban 17% de intención de voto, alcanzó el 19,5%. “Brasil dará una gran sorpresa”, había asegurado al votar. Aun así, estuvo lejos de lograr competir en segunda vuelta como prometía a sus votantes: “Soy la segunda vuelta viable, conmigo es una nueva elección, con Serra es una repetición de 2006”.
La prensa local destacó la abstención, que superó el 17% en un país donde es obligatorio votar.
Quien no pudo emitir su voto fue el presidente del Senado, José Sarney, que fue internado ayer por una arritmia, y aunque está estable, se mantuvo en observación, por lo que no pudo tampoco viajar a Maranhão, donde su hija se candidateaba a gobernadora.
Rousseff no contó sólo con el respaldo de Lula. Desde Venezuela, el presidente, Hugo Chávez, alentó a la petista en Twitter, y en portugués: “Dilma, la victoria popular que Brasil escribe hoy es la victoria de la unidad sudamericana. Viva Dilma. Viva Brasil. Viva el Partido de los Trabajadores”.
Segunda parte
Los casi 136 millones de votantes brasileños elegían, además de presidente, 27 gobernadores estatales, 513 diputados, 54 senadores y los legisladores de las cámaras regionales. Con más del 94% de los votos escrutados en los estados, el oficialismo logró arrebatarle al opositor Partido de la Social Democracia Brasileña el gobierno de Río Grande del Sur, que se definió a favor de Tarso Genro sin necesidad de una segunda vuelta, algo que sucede por primera vez en ese estado. Los demás bastiones electorales eligieron continuidad: en Río de Janeiro fue reelecto el gobernador Sérgio Cabral, del PMDB; en Bahía también fue reelecto el gobernador Jaques Wagner, del PT.
En Minas Gerais y San Pablo se mantuvieron los partidos pero las caras cambiaron: en el caso de Minas Gerais, el ex gobernador del Partido de la Social Democracia Brasileña Aécio Neves presentó a su mano derecha, Antonio Anastasia, que venció con más del 60% de los votos. En San Pablo, estado del que Serra fue gobernador hasta que renunció en abril, quien quedó en su lugar, Geraldo Alckmin, fue electo ayer por un estrecho margen, según los datos del Tribunal Supremo Electoral. Con el 95% de los votos escrutados, Alckmin derrotaba al dirigente petista Aloyzio Mercadante, quien fue reelecto ayer senador. En nueve estados se eligió gobernador en primera vuelta. En la segunda se definirá, entre otros, Brasilia.
El PT eligió el Palácio da Alvorada, en Brasilia, para esperar los resultados. Allí Lula, Rousseff y varios ministros y asesores esperaban los resultados. La lucha para ganar la segunda vuelta comienza mañana, con la campaña que involucrará nuevamente a las alianzas.
En el caso de Serra, él mismo pidió la semana pasada a los candidatos de su partido a los distintos cargos que no se tomen vacaciones hasta noviembre para respaldarlo con miras a la segunda vuelta, especialmente aquellos que fueron electos como gobernadores o legisladores y que gozan de mayor popularidad.