La esposa de Liu Xiaobo, el disidente chino encarcelado que recibió el viernes el premio Nobel de la Paz, se encuentra en detención domiciliaria en su apartamento de Beijing. Liu Xia fue quien informó a su marido de la obtención del premio ayer, cuando lo visitó en prisión luego de coordinar la entrevista con los guardias. Liu está condenado a 11 años por “incitar a la subversión contra el poder del Estado”, entre otras cosas por haber firmado la llamada “Carta 08”, un manifiesto político que reivindica la democracia para el país asiático.
Liu lloró al conocer la noticia y dedicó el premio a “los mártires de Tiananmen”, en referencia a la matanza del Ejército chino en 1989 de cientos o miles de estudiantes que reclamaban reformas democráticas, hizo saber su esposa en un comunicado.
A través de la red social Twitter, Liu Xia informó ayer que se encuentra “bajo arresto domiciliario” desde el viernes y que no sabe cuándo podrá salir. “Mi teléfono ha quedado dañado y no puedo recibir llamadas [...]. Cuando todo se tranquilice, por favor, ayúdenme a presionar. Gracias”, escribió. La mujer no cometió ningún delito y “está recibiendo una enorme presión” de las autoridades, aseguró Yang Jianli, miembro de la organización civil Freedom Now.
No sólo la esposa de Liu vive las consecuencias de la adjudicación del premio: decenas de disidentes fueron arrestados desde el viernes, cuando las autoridades comenzaron una campaña de detención que abarcó a abogados defensores de los derechos humanos, intelectuales y firmantes de la “Carta 08”, informó la agencia de noticias EFE. La adjudicación del premio Nobel a Liu se percibió como un reconocimiento a todos los disidentes del país, según consideraron organizaciones civiles chinas, el Vaticano, el secretario general de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon, y el flamante Nobel de Literatura, Mario Vargas Llosa.
China también reaccionó contra Noruega, donde se otorga el Nobel de la Paz (a diferencia de los demás, que se definen en Suecia). Las autoridades de Beijing llamaron en consulta al embajador noruego en China, quien resaltó que el Comité Nobel, que decide la atribución del premio, es independiente y que a su país le interesa mantener buenas relaciones con la potencia asiática.
En paralelo, el canciller noruego, Erik Lahnstein, se reunió con el embajador de China en su país. “El embajador chino expresó lo mismo que el Ministerio de Exteriores chino. Hay descontento porque el premio de la Paz recayó en Liu Xiaobo”, indicó la subdirectora de la cancillería noruega, Ragnhild Imerslund.
El presidente del Comité Nobel, Thorbjoern Jagland, sostuvo que no haber premiado a Liu por la oposición de China habría minado la autoridad moral de la organización, informó la agencia de noticias Reuters. Mientras tanto, las autoridades chinas censuraron casi toda la información sobre el premio en su país, indicaron el diario español El País y EFE. Sólo se mencionó la distinción al “delincuente” Liu en notas editoriales que repiten el comunicado de la cancillería china, donde se sostuvo que el otorgamiento del Nobel de la Paz fue una “blasfemia”.
En el mismo sentido se manifestaron los sitios estatales en internet Cubasí y Cubadebate, que afirmaron que el premio Nobel se volvió “disidente” al ser atribuido a Liu y a Vargas Llosa. “Con tales elegidos, el poco prestigio que le quedaba al Nobel se diluye cada vez más en el desconcierto”, sostuvo el director de Cubasí, Manuel Henríquez Lagarde, y preguntó: “¿Será éste un premio para reconocer al autor de La casa verde o un Nobel para atacar a Cuba y Venezuela?”.