El fundador y director australiano del portal Wikileaks, Julian Assange, está bajo orden de arresto internacional: Interpol emitió una “notificación roja”, el nivel más alto, que implica detenerlo para extraditarlo. En este caso, la orden fue emitida a pedido de la Oficina Internacional de la Fiscalía Pública de Gotemburgo, Suecia, por una sospecha de violación surgida de la denuncia de dos suecas, en el marco de su estadía en ese país en agosto, donde realizó varias conferencias sobre su actividad en Wikileaks.

“Es muy sorprendente que Interpol adopte medidas tan extremas por algo que la Corte de Apelación dijo que era una violencia de tipo menor. Parece ridículo”, afirmó Björn Hurtig, el defensor de Assange, refiriéndose a que la Corte de Apelación de Svea, en Estocolmo, matizó en su fallo del 24 de noviembre la gravedad del hecho. Si bien mantuvo la solicitud de captura, dictada por un juzgado de primera instancia contra el australiano, la sospecha por violación se rebajó a la categoría de “delito menor”. Además, en una de las denuncias por acoso sexual se estableció que la sospecha “no es lo suficientemente fuerte”, indicó la agencia de noticias EFE.

Una fiscal de guardia emitió la primera solicitud de captura contra Assange el 20 de agosto por sospecha de violación, pero la decisión fue revocada 24 horas más tarde por la fiscal jefe, que calificó el caso como acoso. La fiscal superior, Marianne Ny, que asumió luego la investigación, la reabrió por violación, culminando el proceso con esta nueva orden de ingreso en prisión.

A todo esto, Assange, que había solicitado la residencia y el permiso de trabajo en Suecia, no pudo obtenerlos y está ahora refugiado en Reino Unido, en un lugar que se mantiene secreto. El australiano niega los hechos y dejó entender que se trata de una conspiración. En tanto, Assange apeló a sus seguidores en Twitter a descargar un misterioso archivo criptado -disponible en el portal sueco de descargas ilegales Pirate Bay- que se llama “Seguro histórico”.

La difusión por Wikileaks vía cinco grandes diarios de la prensa mundial -El País de España, Le Monde de Francia, Der Spiegel de Alemania y The Guardian de Reino Unido- de 257.287 cables, algunos clasificados como “secreto”, despertó reacciones de los gobiernos de todo el mundo porque se revelaron los entretelones de sus relaciones diplomáticas con Estados Unidos y más.

Que sí, que no

El lunes, la cancillería de Ecuador publicó su boletín Nº 910, en el que anunció que “el Gobierno Nacional, a través del Ministerio de Relaciones Exteriores, Comercio e Integración, invitará al señor Julian Assange [...] para que exponga documentación sobre la situación relacionada con el conjunto de países de América Latina y Ecuador”. El mismo documento, disponible en la página web del Ministerio de Relaciones Exteriores, indica que “si el señor Assange solicitara la residencia al Ecuador, podría tramitarse este pedido, de acuerdo a las normas vigentes”.

Esta publicación oficial fue apoyada por declaraciones del canciller, Ricardo Patiños, y del vicecanciller, Kintto Lucas. Patiños dijo al canal ecuatoriano Gama TV que su país estaría dispuesto a “ofrecerle condiciones” a Assange para obtener “información que puede ser de interés” y que luego se verían los mecanismos legales, diplomáticos y las posibilidades “de darle un mayor tiempo” de estadía.

El primero en haber dado la noticia había sido Lucas, al afirmar que iban a “buscar invitarlo para que venga a Ecuador a exponer libremente”. En esa oportunidad también destacó estar “abiertos a darle la residencia en Ecuador, sin ningún tipo de problema, sin ningún tipo de condicionamiento”. Pero ayer el presidente Correa salió al cruce de esas afirmaciones. “Al director de Wikileaks no se le ha hecho ninguna propuesta formal, eso fue una declaración personal del vicecanciller, no ha tenido mi autorización”, aclaró el mandatario en una rueda de prensa en Guayaquil. También destacó que Ecuador no pretende “apoyar el rompimiento de la ley en un país, así éste haya actuado equivocadamente”. Correa declaró también que Estados Unidos “ha cometido un grave error, ha destrozado la confianza en los países aliados” emitiendo esos cables, y criticó por otro lado a Wikileaks por haber publicado información confidencial.

La diaria se comunicó con la cancillería del país andino para aclarar la posición oficial, pero fue invitada a contactar al agregado de prensa de Patiños, Agustín Armas, quien comunicó que había una “nueva política” y que cualquier “posición nueva” se publicaría en la página web. También insistió en que Correa ya había dado la versión oficial. En la página web de la Presidencia, como en el portal de información estatal El Ciudadano, no se menciona a Wikileaks. En tanto, en el portal de cancillería, continuaba ayer en línea el boletín Nº 910, sin ninguna actualización.