El primer ministro de Italia, Silvio Berlusconi, está convencido de que a Italia le va “bien” pese a la crisis económica que afecta a Europa. “Nos las estamos arreglando mejor que todos los demás”, declaró. Y comparó: “Debemos tener en cuenta que actualmente en Europa hay países como Grecia, Portugal y España pero también como Gran Bretaña e Irlanda, que están en una situación bastante preocupante”. En cambio, su gobierno afrontó esta situación de “manera positiva”, no aumentó los impuestos y siguió “trabajando para el bien de todos”, añadió, de acuerdo a la agencia de noticias ANSA.

En ese plan de palmear su propia espalda, Il Cavaliere siguió hablando el sábado mientras inauguraba obras viales en la región de Lombardía, donde él nació en 1936, y calificó la zona como “la más positiva y dinámica” del país y la que “entre otras cosas, ha dado a Italia grandes hombres, como el jefe del gobierno”.

Otros cuestionan la grandeza de Berlusconi y los suyos. Por ejemplo, la responsable de Inmigración del opositor Partido Demócrata, Livia Turco, quien criticó el sistema de “permiso de residencia por puntos” para inmigrantes que quiere implantar el gobierno.

Para conseguir ese permiso, en este “acuerdo de integración”, el inmigrante debe alcanzar 30 puntos, que puede obtener si en dos años cumple varios requisitos: conocer el idioma y la Constitución, estar inscripto en el servicio de salud, tener un contrato de vivienda, escolarizar a sus hijos y estar al día con el pago de impuestos, según enumeraron las agencias de noticias EFE y AFP. Haber cometido delitos o faltas, en cambio, resta puntos.

Tras los primeros 24 meses de intentar sumar puntaje, las autoridades evaluarán si cumple los requisitos y se gana así el permiso de residir en el país. Si los puntos no alcanzan, pero el inmigrante muestra su voluntad de sumar más, puede obtener un año más de plazo. Las autoridades deciden si se encuentra en una de estas dos situaciones o si será expulsado de Italia.

Turco criticó esta política por entender que “obstaculizará la integración y favorecerá las irregularidades”. Según el diputado por el Partido Demócrata Gian Claudio Bressa, “ser extranjero en Italia significa ser objeto de una escandalosa lotería social cuyos jueces hacen trampas desde la salida. Somos el país más xenófobo de Europa; felicidades a los ministros”.

En respuesta a las críticas, el ministro del Interior, Roberto Maroni, argumentó que la propuesta plantea “un sistema de integración en el que se sugiere al inmigrante qué hacer para integrarse en la comunidad. Si lo hace, se le dará el permiso de residencia, en caso contrario querrá decir que no se quiere integrar”.