Una nueva encuesta hacia las elecciones presidenciales fijadas para el 3 de octubre en Brasil indica que aumenta el respaldo a la candidata oficialista. En el sondeo realizado por el Instituto Brasileño de Opinión Pública y Estadística (IBOPE) concluye que la intención de voto a la ministra de Presidencia del Partido de los Trabajadores (PT), Dilma Rousseff, aumentó 8% respecto de la encuesta anterior de IBOPE, de diciembre, y alcanza ahora el 25%. Su principal contendiente, el gobernador de San Pablo, José Serra, del opositor Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), bajó 2 puntos porcentuales en su intención de voto y se mantiene “técnicamente estable” en 36%, porque la variación está contenida en el margen de error del sondeo. En el tercer puesto en la encuesta aparece Ciro Gomes, el candidato del Partido Socialista de Brasil (PSB), con 11% -dos puntos menos que en la última encuesta-, y, por último, la candidata del Partido Verde (PV), Marina Silva, que subió 2% hasta el 8% de intención de voto. En la hipótesis de una segunda vuelta, la encuesta indica que el presidente que asumiría el 1º de enero de 2011 sería Serra, con 47%, mientras que Rousseff lograría 33%.

Sin embargo, faltan más de siete meses para las elecciones. Tanto es así que aún se están elaborando los programas de gobierno. Desde ayer se desarrolla el Congreso Nacional del PT bajo el lema “Brasil es nuestra bandera”. Allí se discuten las líneas políticas para el programa de gobierno bajo la coordinación del asesor de Lula para Relaciones Exteriores, Marco Aurélio Garcia.

El programa final debe tener dos mensajes claros: equilibrar la diversidad del PT desde la centroizquierda hasta la izquierda para alejar el temor de que el gobierno de Rousseff sea “demasiado” izquierdista, pero además debe diferenciarse con claridad del programa del PSDB, informaron asesores de la coordinación del encuentro a BBC Brasil. Algunas directrices del programa, que será votado mañana en el Congreso, fueron modificadas a pedido del presidente Lula da Silva, ya que consideró que no tenía en cuenta los “avances” de sus ocho años de gobierno en economía, salud y educación, y que daba margen a interpretaciones “erróneas” sobre el papel del Estado, informó el diario O Estado de São Paulo.

Entre las propuestas aprobadas hasta el momento figuran una mayor participación del Estado en la economía, la defensa de una comisión de la verdad sobre delitos cometidos por el Estado durante la dictadura, y el apoyo a la izquierda en América Latina. También está considerada la necesidad de priorizar los programas sociales y de mantener las políticas de ajuste fiscal, informó el diario Folha de São Paulo.

Garcia indicó que las reuniones de Rousseff con otros partidos aliados comenzarán en abril y que el programa final será una fusión de las directrices del PT y del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB).

En seminarios sobre temas internacionales que se desarrollaron en el congreso, la ministra de Presidencia hizo un balance de los dos mandatos de Lula y planteó que sus líneas programáticas serán similares a las del presidente. “La política externa brasileña tiene que tender más para América Latina, África y Asia, manteniendo las relaciones que tenemos con otros bloques”, afirmó la ministra, en referencia a Estados Unidos y la Unión Europea, con los que Lula ya estableció una buena relación, indicó la estatal Agência Brasil.

Cuando fue consultada por la prensa acerca de su decisión de vestir una blusa azul, y no del color rojo que identifica al PT, Rousseff reconoció que estaba “guardando el rojo para el sábado”, día en que se oficializará su candidatura presidencial. Algunas versiones indicaban ayer que la oficializará el propio Lula. La ministra dijo que el domingo nada habrá cambiado, pero sí habrá cambios después del 3 de abril, día en que está previsto que abandone su cargo en el ejecutivo y comience oficialmente la campaña presidencial, informó la cadena O Globo.

En su discurso de cierre en el Congreso, Rousseff pedirá el apoyo de todo el PT para enfrentar un desafío histórico: las primeras elecciones presidenciales a las que el partido se presenta sin la candidatura de Lula a la presidencia, informó el diario O Estado de São Paulo.

Terminando el Congreso, está previsto que la candidata presidencial elogie los logros del gobierno, argumente a favor de preservar el modelo económico actual y agradezca que, si logra ser la próxima presidenta -la primera en Brasil-, recibirá una “herencia bendita”.