Nueve candidatos se presentarán a las elecciones del domingo en Costa Rica, aunque uno de ellos fue reemplazado durante la campaña. El ex presidente Rafael Ángel Calderón (1990-1994), del centroderechista Partido Unidad Social Cristiana (PUSC), decidió retirar su candidatura cuando fue hallado culpable de recibir comisiones mientras ocupaba la presidencia. “No hay autoridad moral para pedir votos si uno ha sido sentenciado por un tribunal”, dijo al retirarse. Su sucesor como candidato del PUSC, Luis Fishman, se hizo conocer presentándose como el “menos malo” de los candidatos.

Al abrigo de Chinchilla

Laura Chinchilla, candidata del oficialista Partido Liberación Nacional, es la favorita en intención de voto en Costa Rica. Las encuestas le dan 45% de respaldo frente al 30% de su principal rival, Otto Guevara, del derechista Movimiento Libertario. El tercero en discordia es Otton Solís, del Partido Acción Ciudadana, de centroizquierda, con 9,5% de la intención de voto. Si los porcentajes se mantienen, Costa Rica tendría, en la primera vuelta, su primera mujer en la Presidencia. Con más de 40% de los votos, Chinchilla puede proclamarse ganadora sin balotaje. La encuesta, publicada el viernes por el diario costarricense Al Día, prevé que 29% de los 2,8 millones de costarricenses habilitados para votar no irán a las urnas el domingo. Ese día se elegirá presidente, vicepresidente y 57 diputados de la Asamblea Legislativa, que mantendrán sus cargos por cuatro años.

De acuerdo a varios sondeos, la mayoría de los electores costarricenses tienen una opinión bastante negativa de sus políticos, y quizá Fishman apeló a una supuesta sinceridad, intentando sumar algunos puntos en las encuestas que no le dan más de 10% y lo ubican en cuarto lugar en intención de voto. Pero no es el primero que busca llamar la atención de los votantes intentando recurrir al humor.

Otto Guevara, del derechista y opositor Movimiento Libertario (ML), segundo en las encuestas, insiste en prometer “mano firme” frente a la delincuencia y para graficar la “inseguridad” que busca combatir mostró en su campaña a jóvenes vestidos sólo con calzoncillos y diciendo: “Es para que no nos asalten”.

También sostuvo durante toda su campaña que la candidata oficialista, Laura Chinchilla, del Partido Liberación Nacional (PLN), no tiene el suficiente liderazgo en su partido. Insistió en que es demasiado cercana al presidente Óscar Arias y a su hermano, Rodrigo, el ministro de la Presidencia, los líderes del PLN, y en que hay que “sacar a los Arias del poder”.

En la misma dirección, Otton Solís, candidato del Partido Acción Ciudadana, basó su campaña electoral en mostrar a Chinchilla como una marioneta moviéndose guiada por el presidente Arias, y en declarar que el gobernante quiere continuar en el poder por intermedio de la candidata.

Tan bajo cayó la campaña que el programa “7 días”, de Teletica 7, propuso someter a los candidatos a un detector de mentiras, herramienta que ni siquiera es utilizada por el sistema judicial costarricense, por su falta de fidelidad. Aun así, la mayoría de los candidatos aceptó. Una excepción fue Fishman, ofendido porque no lo habían invitado a uno de los tantos debates que tuvo la campaña, y otra fue Chinchilla, quien argumentó “problemas de agenda”. Ninguno se negó por oponerse a la propuesta.

En opinión del columnista del diario Costa Rica Hoy Mario Chaverri es “la demostración más elocuente de la pérdida de rumbo” en la política costarricense, y a su entender, el siguiente paso es que los medios sometan a los políticos a pruebas circenses, como “saltar por aritos como perros amaestrados”.

Del lado de los vencedores

Si bien la oficialista Chinchilla, favorita en las encuestas y probable ganadora de las elecciones en primera vuelta, fue el centro de los ataques de sus contendientes -incluso recibiendo insultos en varios de los debates televisivos-, apeló a una campaña que apuntó más a las propuestas. La ex vicepresidenta -renunció a su cargo en octubre de 2008 para presentarse como candidata-, que cuenta con el apoyo del presidente Arias y de la totalidad de su partido, tiene 50 años y una imagen de mujer elegante y firme.

Durante toda su campaña llamó a “evitar los llamados del populismo”, al tiempo que propuso generar más empleos, mejor educación, atención a los desprotegidos y un aumento de 50% en el presupuesto para seguridad ciudadana, informó la agencia de noticias EFE. Chinchilla esquivó la bandera del feminismo y evitó destacar que sería la primera presidenta de Costa Rica.

Los cierres de campaña serán el jueves, pero ya se oyeron llamativas promesas de fin de campaña. Chinchilla prometió construir un motor de plasma “para llegar a las estrellas” en uno de sus actos de cierre, frente a unos 15 mil simpatizantes, informó el diario local Nuestro País.

Los festivales de la campaña oficialista llamados “Adelante”, una fiesta en que se presentan grupos musicales y artísticos y que cierra con palabras de Chinchilla, “han recorrido todo el país […] promoviendo la sana diversión”, afirmó la candidata.

Su principal opositor, Otto Guevara, realizó el “Rally del cambio”, una caravana que recorrió unos 70 kilómetros, cruzando varias comunidades, y que contó con varios personajes de la farándula local y deportistas. Prometió terminar con la “alcahuetería” y con los delincuentes, y aseguró tener “la energía para hacer el cambio que el país necesita”. Guevara propone “¡hacer el cambio ya!”, que consiste en mano “firme” contra la delincuencia, reducir el papel del Estado en la economía y dolarizarla, entre otras cosas.

Otton Solís, el tercero en las encuestas, realizó un discurso en su ciudad natal y prometió más apoyo a los agricultores, garantizar el autoabastecimiento de alimentos del país y reducir el “despilfarro” del gobierno. También organizó una caravana por las principales comunidades de la capital.

Para contribuir a la campaña

En estas elecciones se estrena un nuevo Código Electoral, reformado por la Asamblea Legislativa que contó con la aprobación del Tribunal Supremo de Elecciones (TSE). Sin embargo, aún hay dudas acerca de las reglas para la financiación de los sectores políticos. Los partidos obtienen sus fondos de campaña mediante la emisión de bonos que son valorizados por los principales bancos según las encuestas realizadas por las empresas inscriptas en el TSE. Los bonos son comprados por cualquier empresa nacional y su valor es devuelto más adelante por los partidos.

El presidente del TSE, Luis Antonio Sobrado, indicó al diario costarricense La Nación que como los “bonos valen lo que las encuestas dicen” se introduce “un sesgo de inequidad en la competencia” electoral, lo que lamentó, y señaló que es necesaria una reforma del sistema financiero electoral, ya que se dan importantes diferencias por las cuales algunos partidos pequeños tuvieron que suspender sus propagandas televisivas por falta de fondos.

El diario costarricense La República indicó que si bien la legislación actual busca prohibir las donaciones directas de empresas corporativas y de extranjeros, todavía se puede hacer esas contribuciones mediante la compra de bonos en ciertas condiciones económicas y financieras, para que su importe no sea devuelto por el partido. Incluso el TSE anunció que luego de las elecciones se investigarán algunos fondos de casi todos los partidos, sin brindar más información. Hecha la ley, hecha la trampa.