Después de comparecer dos veces ante la comisión bicameral del Senado que estudia su destitución, Martín Redrado, el ex presidente del Banco Central argentino, presentó su renuncia indeclinable a ese cargo. “No podemos ni debemos aceptar la renuncia”, respondió en declaraciones a Radio 10 el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, quien ya había declarado: “la renuncia no existe. Debería haberla presentado antes y no después de haber sometido a los argentinos a este sainete, a este mamarracho”.

Fernández se refería a la larga pulseada entre Redrado y el gobierno, en la que intervinieron políticos oficialistas y opositores, y que se trasladó a los juzgados. Fue la Justicia la que tuvo que pronunciarse sobre el decreto que emitió la presidenta Cristina Fernández, que transfería reservas monetarias a un fondo destinado a pagar deuda pública argentina que Redrado evitó cumplir, y también tuvo que pronunciarse sobre otro decreto, que destituyó al funcionario.

Redrado se negó a abandonar su despacho, incluso cuando se le impidió el paso a la sede del banco. Pero el viernes, en conferencia de prensa, anunció su renuncia: “siento que mi ciclo en el Banco Central ha concluido”. Dijo que desde ese lugar había intentado varias veces poner “límites técnico-profesionales” al “permanente avasallamiento de las instituciones que hace el gobierno”. Detalló que en este conflicto “el Ejecutivo ha pretendido avasallar al Parlamento y a la independencia del Banco Central llevándose puestas las reservas, que son del pueblo”. Redrado declaró que su dimisión busca “distender” esta crisis y “cambiar de tema”, porque los argentinos ya “están cansados” de esta situación. Pero ése no parece ser el caso para el oficialismo, que no está dispuesto a dejarle decir la última palabra; ni para la oposición, lista para renovar el debate.

Para el senador de la Unión Cívica Radical, Ernesto Sanz, la decisión de no aceptar la renuncia es una “chiquilinada” del gobierno. En opinión de Margarita Stolbizer, dirigente del GEN (Generación para un Encuentro Nacional), el país hace “un papelón inexplicable”. Stolbizer manifestó su preocupación por lo que consideró un uso excesivo del decreto por parte del gobierno. Para la titular de la Coalición Cívica, Elisa Carrió, tal como dijo Redrado, “hubo un atropello institucional sin precedentes”.

“Redrado no le puede tomar el pelo al Congreso Nacional después de dos días de exponer en la comisión bicameral” del Congreso y que se pronunciará mañana al respecto, dijo a la agencia estatal Télam el presidente del bloque de diputados kirchnerista, Agustín Rossi. Desde el gobierno, el ministro de Economía, Amado Boudou, declaró, según recogió el diario Página 12, que “a Redrado sólo le importa Redrado. Con esta renuncia, lo que pretende es eludir el trámite legislativo, porque sabe que los tres miembros de la comisión van a decir que incumplió sus deberes de funcionario público”.