El criminal nazi Heinrich Boere, ex miembro de las SS, fue condenado ayer por la justicia alemana a cadena perpetua. Esta sentencia se agrega a otra que recibió, en ausencia, en Holanda en 1959. En aquella ocasión fue condenado a muerte, aunque luego se dispuso sustituir esa pena por la de cadena perpetua.
Boere, que ahora tiene 88 años y que participó en el juicio en una silla de ruedas, nunca negó haber asesinado, en 1944, a tres personas que se resistían a la ocupación de Hitler en Holanda. Esas tres muertes centran el juicio en su contra.
En el momento en que esas personas fueron asesinadas, Boere tenía 22 años. A los 18 se había unido a las SS luego de la invasión de la Alemania nazi. Sus víctimas fueron un farmacéutico, el dueño de una tienda de bicicletas que ayudó a esconder a varios judíos y un miembro de la resistencia, señaló BBC.
El comando Feldemeijer, del que formaba parte, tuvo a su cargo la operación Silbertanne, en la que se asesinó a 54 personas, pero él confesó esos tres asesinatos. Argumentó que sólo cumplía órdenes y que no acatar le hubiera costado su propia vida. Pero la fiscalía señaló que Boere era miembro voluntario de las SS, y el presidente del tribunal, Gerd Nohle, estimó que los asesinatos habían sido realizados “de manera completamente arbitraria”.
Boere, que figura en la lista del Centro Simon Wiesenthal de los sospechosos de crímenes de guerra más buscados, ya había sido capturado por militares estadounidenses después de la guerra, pero escapó a Alemania, cuyas autoridades rechazaron el pedido de extradición presentado por Holanda en 1980, informó la agencia de noticias Reuters.
Fue acusado recién en el año 2000, cuando el fiscal Ulrich Maass, al frente de la Oficina Central sobre los Crímenes del Nazismo, fue a la residencia de ancianos donde vive Boere y le leyó los cargos, informó la agencia de noticias EFE.
El juicio comenzó en 2009, luego de que el acusado recurriera al Tribunal Constitucional para suspenderlo con el argumento de su edad avanzada. Todavía no se sabe si Boere efectivamente irá a prisión debido a sus 88 años, ni si apelará la condena, como lo hizo el ex comandante de Infantería alemán Josef Scheungraber el año pasado, que, con 90 años, continúa en libertad, esperando el resultado de la apelación.
Mientras tanto, continúa en Munich, Alemania, el juicio contra el presunto criminal nazi de origen ucraniano John Demjanjuk, de 89 años, que fue extraditado desde Estados Unidos en mayo de 2009. Se le acusa de ser cómplice del asesinato, en 1943, de 27.900 judíos en el campo de exterminio de Sobibor, en Polonia, donde fue guardia de seguridad voluntario.
Sustenta la acusación su hoja de servicios, donde consta que fue guardia entre marzo y octubre de 1943.
Sólo dos testigos directos pudieron declarar, Thomas Blatt y Philip Bialowitz, de 82 y 84 años, pero también se presentaron distintos testimonios de una veintena de familiares de judíos muertos en el campo de exterminio que realizaron la acusación.
Expertos citados por Reuters afirmaron que la nueva generación de abogados quiere mejorar la imagen de Alemania y llevar a los últimos nazis para que sean juzgados por sus crímenes de guerra.