Manuel Zelaya, el mandatario derrocado de Honduras, y el actual gobierno de ese país, liderado por Porfirio Lobo, y no reconocido por la mayoría de los países de América, dividieron posiciones el fin de semana. En una cumbre sobre seguridad y narcotráfico, países de América Central y Estados Unidos reiteraron su apoyo al regreso de Honduras a la Organización de Estados Americanos (OEA) y al Sistema de Integración Centroamericana (Sica) y aseguraron contar con el respaldo de Nicaragua, que no estaba en la cumbre, informó el diario argentino Página 12. Sin embargo, una fuente del gobierno de Nicaragua dijo al portal gubernamental El 19 que esa información era “absolutamente falsa” y reiteró que “no existen las condiciones para el reingreso de Honduras al Sica y la OEA”.

La canciller estadounidense, Hillary Clinton, presente en la cumbre, afirmó que su país reanudará la totalidad de la asistencia bilateral a Honduras, más allá de aquellas bonificaciones, especialmente migratorias, que ya se habían reactivado semanas después de la elección del presidente Lobo. “Pensamos que Honduras ha dado pasos importantes y necesarios que merecen el reconocimiento y la normalización de las relaciones”, afirmó Clinton.

En las antípodas, el gobierno del presidente de Venezuela, Hugo Chávez, nombró a Zelaya “coordinador jefe del consejo político” de Petrocaribe, informó el canciller venezolano, Nicolás Maduro. Así se intenta fortalecer “la independencia política” y defender “la democracia popular”, añadió, según citó la agencia de noticias Reuters.

Desde Caracas, Zelaya pidió a las fuerzas progresistas latinoamericanas que trabajen para impedir nuevos golpes de Estado, y defendió que el pueblo participe en el poder.

Aseguró que en Honduras hay una “revolución en marcha” y una “resistencia” que lucha por la “libertad y la independencia” desde el derrocamiento de Zelaya, en junio de 2009, informó la agencia de noticias EFE. Desde Honduras, Lobo le pidió a Zelaya que “revise su actitud” y que “ayude” a su país en lugar de “dañarlo”.