Un número primario de 708 muertos dejó en Chile un terremoto de 8,8 grados en la escala de Richter el sábado de madrugada. Tuvo su epicentro en el mar, frente a la Región de Maule, en el centro del país, unos 300 kilómetros al sur de Santiago.

El sismo fue el quinto en magnitud en el país desde que existe registro. Se llegó a sentir en San Pablo, informó la agencia de noticias AFP, y también en gran parte del territorio argentino. Nueve horas después, la norteña provincia argentina de Salta sufrió un terremoto de 6,1 grados en la escala de Richer que causó la muerte de un hombre de 58 años y un niño de ocho.

Por tener un epicentro marítimo, se elevó una alerta de tsunami para la mayoría de los países con costas al océano Pacífico y Centroamérica; sin embargo, el mayor golpe del mar también fue para Chile. Un tsunami azotó el archipiélago Juan Fernández -a más de 600 kilómetros del continente-, causando la muerte de cinco personas. otras 11 están desaparecidas. En Talcahuano -Bío Bío-, las olas alcanzaron una altura de 2,3 metros por encima de su nivel normal y en las regiones de Coquimbo y Valparaíso las olas aumentaron 1,3 metros.

Otro tsunami llegó a las costas de la Polinesia francesa, donde olas de cuatro metros de altura azotaron las islas Marquesas, aunque sin víctimas. El Centro de Alertas de Tsunami del Pacífico había previsto olas de hasta 2,5 metros de alto. Pero las que llegaron rondaron el metro y no causaron daños, ya que las zonas costeras ya habían sido evacuadas, igual que en Japón, en donde las olas fueron de hasta 1,5 metros.

La posibilidad inmediata de un tsunami en Chile luego del terremoto había sido descartada por la Marina. El ministro de Defensa, Francisco Vidal, reconoció horas después que fue “un error”, porque lo que él vio “es un maremoto”. Tanto en el archipiélago de Juan Fernández como en regiones costeras de Maule es indeterminado el número de desaparecidos y el alcance de los daños materiales. En algunas ciudades el mar avanzó hasta diez cuadras e incluso en Talcahuano, vecina de Concepción, una ola arrasó embarcaciones pesqueras hasta una plaza a unos 500 metros de la costa.

La costa sudamericana del océano Pacífico es cercana a la interacción entre las placas tectónicas de Nazca y de Sudamérica, donde se estima que ocurre 80% de los terremotos. La interacción entre las placas, que provocó el terremoto del 22 de abril de 1960, de 9,5 grados en la escala de Richter, el mayor registrado en el mundo, produce un sismo destructor cada 10 años, unos 10 temblores diarios pequeños y unos 3.500 movimientos sísmicos anuales, informó el Instituto de Geofísica de la Universidad de Chile. Además, al ocurrir bajo el mar, normalmente se generan maremotos y tsunamis luego del movimiento tectónico.

Sin embargo, el terremoto chileno no causó tantos daños materiales ni en víctimas como el de Haití. El geofísico Paul Caruso, del Instituto Geológico de Estados Unidos, consultado por el diario The New York Times, indicó que las diferencias son varias, que la calidad y la reglamentación de las construcciones en Chile son superiores a las de Haití y que el lugar del epicentro de un sismo es determinante para los daños que genera: mientras que en Chile se situó bajo el mar y a cierta profundidad, en Haití, el terremoto nació a pocos kilómetros de la capital y muy cerca de la superficie. La región de Maule fue la que tuvo más víctimas fatales -541-, seguida por Bío Bío -64-, mientras que las 103 restantes se distribuyen en otras regiones afectadas, como Santiago, Valparaíso o La Araucanía.

Ayer de mañana los Carabineros quisieron dispersar con bombas lacrimógenas a cerca de un millar de personas afectadas por el terremoto que saqueaban un supermercado en Concepción, la capital de la sureña Bío Bío y la tercera ciudad más grande de Chile, y se llevaban principalmente agua y alimentos. La agencia de noticias EFE indicó que la estampida al interior del negocio, cercano a un edificio de 14 pisos que se derrumbó, se lanzó al grito de “pan” y luego de que se oyeran reclamos de que no hubo una repartición de alimentos adecuada.

La alcaldesa Jacqueline Van Rysselberghe, del partido ultraconservador Unión Demócrata Independiente, que respaldó al presidente electo, Sebastián Piñera, exigió al gobierno que le envíe “marinos y militares” para “restablecer el orden”. Aseguró que los problemas de distribución de agua y alimentos era responsabilidad del Ejecutivo.

Luego la presidenta Michelle Bachelet dio a conocer el plan gubernamental para atender la situación, y declaró el estado de excepción en las regiones de Maule y Bío Bío -las más afectadas-, para que haya en esas zonas autoridades militares y se aumenten los contingentes policiales y militares: se enviará unos 10.000 efectivos más a estas regiones, 1.500 de ellos para Concepción. También se decretó el toque de queda en ambas regiones, hasta esta mañana. Los lugares afectados quedarán bajo dependencia del jefe de Defensa Nacional y el plan será coordinado por los ministerios del Interior y de Defensa.

Bachelet anunció que acordó con las cadenas de supermercados para que entreguen productos de primera necesidad de forma gratuita en las zonas afectadas, informó BBC.

Toda América Latina y gran parte de la comunidad internacional, incluidos la Unión Europea, Estados Unidos y España, dieron sus condolencias a Chile. El gobierno chileno agradeció y aclaró que no aceptará ayuda hasta conocer los daños en su totalidad.