Planeaban asesinar a un policía en Michigan, Estados Unidos, y luego atacar con explosivos en su funeral, para matar a sus colegas. Querían marcar el número de emergencias 911 para asesinar al agente que respondiera a la llamada de auxilio. El objetivo final: desencadenar una cadena de violencia interna que hiciera caer al gobierno. Creen que el presidente estadounidense, Barack Obama, es el anticristo -al igual que un cuarto de los votantes del Partido Republicano, según una encuesta de Harris Poll-, y aseguran: “Jesús quiere que estemos preparados para defendernos [del anticristo] usando nuestras espadas”.

Se autodenominan “Hutaree”, palabra con la que David Brian Stone, el líder de este grupo, intentaba significar “guerreros cristianos”. Integraban este grupo nueve militantes de extrema derecha, de entre 21 y 46 años, que fueron detenidos el fin de semana en una redada del FBI. Uno de ellos, Joshua Matthew Stone, hijo del líder, estuvo fugitivo hasta el lunes, cuando fue apresado. Su hermano, David Brian Stone Jr, también formaba parte de la milicia, así como su madre, Tina Mae Stone. La familia proviene de Michigan, igual que otros integrantes de este grupo. Los demás son de Ohio e Indiana.

La investigación develó que el grupo adquirió armas, municiones, uniformes, equipos de comunicación y elementos para armar explosivos. Hacía meses que el grupo se entrenaba al estilo militar para mantener el estado físico y usar armas, informó The New York Times.

La fiscalía los acusó de intentar “imponer una guerra contra Estados Unidos y oponerse por la fuerza a la autoridad del gobierno”, informó el diario español El País. Enfrentan cinco cargos, entre los cuales figura sedición e intento de uso de armas de destrucción masiva. De ser hallados culpables podrían ser condenados a cadena perpetua.

El FBI vigilaba al grupo y al detectar que tenía planeado operar en abril, con “el potencial de poner al público en peligro, la comunidad de seguridad y policial exigió una intervención en este momento”, señaló la fiscal Barbara McQuade.

En abril de 2009, el Departamento de Seguridad estadounidense alertó sobre el aumento de grupos de extrema derecha en el país, fenómeno que vinculó con factores como la crisis económica, una reacción contra la elección de un presidente negro y la percepción de amenazas a la soberanía estadounidense.

La organizacion civil Southern Poverty Law Center, que hace un seguimiento de los grupos radicales, informó que las células de extrema derecha se triplicaron en Estados Unidos y pasaron de ser 149 grupos activos en 2008 a 512 en 2009, mientras que las milicias paramilitares aumentaron de 42 a 127.