El presidente cubano, general Raúl Castro, se refirió a las críticas internacionales que recibe el gobierno de la isla desde la muerte, el 12 de febrero, tras 85 días de huelga de hambre, de Orlando Zapata, a quien las autoridades definen como “un delincuente común” y que reclamaba que se le reconociera como preso político, categoría que le había asignado Amnistía Internacional. A esos cuestionamientos se suman los recibidos por la situación del psicólogo y periodista Guillermo Fariñas, que está en huelga de hambre desde hace 41 días.

En su discurso de cierre del IX Congreso de la rama juvenil del gobernante Partido Comunista de Cuba, Castro afirmó que su país sufre “una de las más feroces y concertadas campañas mediáticas contra la revolución cubana en sus 50 años de existencia”, y que esa campaña está “organizada, dirigida y financiada desde los centros de poder imperial en Estados Unidos y Europa”.

El presidente dijo que se están “enarbolando hipócritamente las banderas de los derechos humanos” y reiteró que Zapata era un “delincuente” procesado “en 14 causas por delitos comunes”, que tenía “afán de recibir apoyo económico desde el exterior”. De todos modos, aseveró que lamentaba su muerte.

También tuvo palabras críticas para Fariñas, quien, según Castro, cumplió sanción por “agredir y lesionar a una mujer, médica y directora de un hospital, a la que además amenazó de muerte, y posteriormente a una persona anciana de casi 70 años, a quien hubo que extirparle el bazo”. El presidente subrayó que “se está haciendo lo posible por salvarle la vida” a Fariñas, pero señaló que éste ha dicho que desea morir para demostrar que el gobierno cubano “mata a sus oponentes”, y adelantó que si “no modifica su actitud autodestructiva, será responsable, junto a sus patrocinadores, del desenlace que tampoco deseamos”.

“No cederemos jamás al chantaje”, aseguró Castro, cuyo discurso fue publicado en el medio digital oficial Cubadebate.cu y el diario Juventud Rebelde. En cuanto a la política interna, afirmó que la prioridad debe ser la economía, “porque de ella dependen la sostenibilidad y preservación de nuestro sistema social”, y sostuvo que es necesario eliminar “los gastos superfluos y el derroche”. Dijo también que algunas reformas previstas aún no se realizaron porque se debe considerar “un rosario de asuntos” antes de tomar grandes decisiones, para evitar que “por apresuramiento o improvisación, tratando de solucionar un problema, causemos otro mayor”.