Los presidentes Barack Obama, de Estados Unidos, y Dimtri Medvedev, de Rusia, elogiaron sus relaciones diplomáticas después de firmar un nuevo Tratado Estratégico de Reducción de Armas (START, por sus siglas en inglés) ayer, en el intento de consolidar un nuevo tipo de convivencia entre países enfrentados durante la Guerra Fría, y que después de la disolución de la URSS han vivido otros momentos críticos. El nuevo tratado reduce los límites de cabezas nucleares de 2.200 a 1.550, y las bases de lanzamiento de 1.600 a 800. Si lo aprueban los poderes legislativos de ambas potencias, reemplazará al START firmado por el ex presidente estadounidense George Bush (padre) y su par de la Unión Soviética, Mijail Gorbachov, en 1991.

La Casa Blanca considera muy probable que el acuerdo se apruebe en el Congreso este año, y si en Rusia sucede lo mismo, el resultado podrá considerarse uno de los primeros logros internacionales de la administración de Obama, tras el traspié en las negociaciones de paz entre israelíes y palestinos, por las construcciones de Israel en Jerusalén. Obama sostuvo hace casi un año que quiere abrir camino para que su país esté libre de armas nucleares. “Lo dije entonces y lo repito ahora: éste es un objetivo a largo plazo, uno que quizás no será alcanzado en toda mi vida”, comentó tras firmar el acuerdo con Medvedev en Praga, capital de la República Checa, el mismo lugar de su discurso anterior. “Este día representa la determinación de ambos países de ejercer un liderazgo global posible”, afirmó.

Rusia y Estados Unidos suman el 90 por ciento del arsenal nuclear del mundo, informó la BBC. Los dos países no tendrían que eliminar un gran número de armas para llegar a los límites fijados por el START II, porque en los últimos años otros acuerdos disminuyeron sus arsenales. De modo que el nuevo compromiso es ante todo la salida de años de tensión, cuyo pico crítico se produjo en 2008, durante la administración de George Bush (hijo), cuando Estados Unidos colaboró con Georgia en el conflicto armado de Osetia del Sur con Rusia en el otro bando.

Obama calificó a Medvedev de “amigo y compañero”. El presidente ruso resaltó que ha desarrollado con Obama una “muy buena relación personal”, y opinó que los dos países salen ganando con el acuerdo. Pero Rusia advirtió que el tratado será viable “si no hay aumento, ni desde el punto de cantidad ni desde el de calidad, de la capacidad de los sistemas de defensas antimisiles de Estados Unidos”, según la agencia EFE.

Orejas de burro

Mientras las relaciones de Rusia con Estados Unidos mejoran, las que mantiene con Afganistán empeoran. La Casa Blanca evalúa cancelar la visita del presidente afgano, Hamid Karzai, prevista para el 12 de mayo, porque éste acusó a los organismos internacionales de ser los responsables de supuestos fraudes en las elecciones de agosto del año pasado, en las que resultó reelecto.

A fines de marzo, Obama visitó Afganistán sorpresivamente y pidió a Karzai el fin de una corrupción que, según el gobierno de EEUU, pone en riesgo la democracia.

“Estamos dispuestos a evaluar en qué medida las continuas declaraciones del presidente Karzai hacen que ese encuentro pueda ser constructivo”, dijo el martes Robert Gibbs, portavoz de la Casa Blanca.

Hay varias denuncias de fraude en las elecciones de 2009, que fueron las segundas luego del derrocamiento del régimen talibán en 2001. Karzai reconoció la semana pasada que hubo manipulación de los votos, pero responsabilizó de ello a extranjeros, y en particular a Peter Galbraith, ex enviado especial de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), despedido -justamente- luego de expresar que el foro mundial no estaba haciendo lo suficiente para combatir el fraude electoral en Afganistán. Según Karzai, Galbraith organizó el fraude para desacreditarlo ante los medios, y el ex funcionario acusa del acto delictivo al presidente, señalando que sus denuncias son “increíbles”, informó la BBC. Karzai aseguró que ciudadanos extranjeros chantajearon y amenazaron a los supervisores electorales y, según la agencia Associated Press, llegó a sostener que si sigue el acoso internacional contra él, está dispuesto a unirse a los talibanes. Pero el portavoz de Karzai, Waheed Omar, negó esa última declaración.