Después de 29 años, los Cuerpos de Paz de Estados Unidos volverán a Colombia gracias a un acuerdo entre los gobiernos de los dos países. “Me complace que, casi 50 años después del establecimiento de los Cuerpos de Paz, los integrantes de este programa regresen a Colombia, donde podrán trabajar hombro a hombro con los colombianos en el desarrollo de la educación para jóvenes en ciertas comunidades”, dijo Aaron Williams, director de los Cuerpos de Paz, que firmó el convenio el martes en Washington con el canciller de Colombia, Jaime Bermúdez, informó la revista colombiana Semana. Esas fuerzas se retiraron de Colombia en 1981 al sufrir secuestros a manos de grupos armados.
La cercanía entre el gobierno de Álvaro Uribe y las últimas administraciones de Estados Unidos ya dio paso a acuerdos que generaron reacciones adversas en América del Sur, como el suscripto para autorizar a los militares estadounidenses el uso de bases colombianas.
El nuevo convenio entre los dos países surgió de un pedido de Colombia de reactivar el programa de Cuerpos de Paz, y esta iniciativa tampoco nace exenta de polémica. La revista Semana recordó que ya en décadas pasadas la presencia de esos cuerpos en Colombia dio lugar a críticas. “Se dice que los Cuerpos de Paz que vinieron aquí como una colaboración norteamericana para trabajos sociales en los barrios pobres y en las zonas rurales fueron los que enseñaron los procedimientos químicos para extraer productivamente la cocaína de las hojas de coca”, dijo entonces Víctor Mosquera Cháux, el ex designado presidencial de Colombia, en declaraciones recogidas por el libro Genealogías colombianas, de Julio César García Vásquez, señaló la revista.
En la misma línea, el columnista del diario colombiano El Tiempo, Poncho Rentería, dijo a BBC que los voluntarios de este programa en su país “alentaron el consumo de marihuana y fueron pioneros de las exportaciones de clorhidrato de cocaína”. El sociólogo Alfredo Molano, que escribe en el diario colombiano El Espectador, dijo a BBC que los voluntarios eran jóvenes que preferían participar en tareas de servicio social que ir a la guerra de Vietnam. “Dictaban cursos, ayudaban a hacer escuelas y puentes. Pero eran obras sin ninguna trascendencia”, agregó. Un primer contingente de 20 voluntarios llegaría a Colombia entre setiembre y diciembre, para enseñar inglés en zonas marginadas.