Ayer comenzó en Bolivia la huelga general convocada por la mayor central sindical del país, la Central Obrera Boliviana (COB), que ha sido aliada del gobernante Movimiento Al Socialismo (MAS) del presidente Evo Morales. La medida fue dispuesta en el marco de las protestas en reclamo de un aumento salarial mayor al 5% propuesto por el gobierno para este año.

La movilización comenzó con un paro parcial, el martes de la semana pasada, que no fue acatado por todos los sectores, al igual que la huelga de ayer. En los dos casos, algunas escuelas cerraron y los hospitales estatales atendieron sólo casos de urgencia, pero la mayoría de las actividades continuaron normales, informaron los medios locales.

La COB, en la que militaron Morales, el vicepresidente Álvaro García Linera y varios ministros antes de integrar el Poder Ejecutivo, es una de las organizaciones sociales que más respaldaron al MAS durante la campaña electoral y su primer mandato.

La huelga fue anunciada por el secretario de la central, Pedro Montes, indicó BBC, quien en abril del año pasado acompañó a Morales en su huelga de hambre para forzar al Congreso a aprobar la nueva ley electoral. El gobierno intentó frenar la medida sindical y las negociaciones se mantuvieron hasta la madrugada de ayer. El ministro de Economía, Luis Arce, dijo que se avanzó “en varios temas”, que se están “alcanzando ciertos acuerdos” y que “la marcha es totalmente injustificada”. Las autoridades propusieron a la COB un aumento salarial de 8% para los trabajadores con menores sueldos y continúa pendiente la aprobación de una nueva Ley de Pensiones, que bajaría la edad de jubilación de 60 a 58 años, con opción a 51 para los trabajadores del sector minero, informó la agencia de noticias Erbol.

El ministro de Presidencia, Óscar Coca, aseguró ayer que el paro no tuvo casi acatamiento. Los medios locales también señalaron que fue mínimo, y la agencia estatal de noticias ABI informó que en la marcha convocada por la central sindical había menos de 300 dirigentes. “En algunos lugares bajo presión se ha estado buscando paralizar o movilizar a grupos, pero creemos que esto ha sido superado totalmente por la convicción que tienen el pueblo y la ciudadanía de trabajar, producir y de avanzar en este proceso de cambio” iniciado por el gobierno, dijo Coca.

“Detrás de las conspiraciones en Bolivia, contra el presidente Evo, siempre ha estado el Departamento de Estado [estadounidense], directa o indirectamente. Intuyo que algo así pudiera estar pasando”, afirmó el vicepresidente García Linera, que también responsabilizó a grupos de derecha locales. “Sabemos que una huelga general indefinida tiene contenido político, es para derrocar gobiernos”, dijo.

A la huelga se sumaron las protestas de la población de la provincia de Caranavi, unas 15 mil personas -indios aymaras, como el presidente, y campesinos-, que reclaman una industria procesadora de cítricos que les prometió Morales. Mantuvieron bloqueada una carretera durante 12 días, hasta el sábado, cuando fueron dispersados por la Policía. Esa intervención policial dejó al menos dos pobladores muertos y más de 50 detenidos, informaron medios locales. De éstos, 14 quedaron ayer en prisión preventiva, acusados de atentar contra la Policía.

Tanto el ministro Coca como el de Gobierno, Sacha Llorenti, señalaron que la acción policial estaba dirigida a garantizar el derecho de libre circulación y a evitar un enfrentamiento entre los pobladores de la provincia y las personas que intentaban atravesar el bloqueo. A su vez, el gobierno convocó a los dirigentes de Caranavi a mantener hoy una reunión en La Paz con Morales para buscar una salida al conflicto.