Nelson Jobim, ministro de Defensa de Brasil, comparó la situación del nordeste de Brasil con la que se vivió en enero en Haití, donde su país lidera la misión de paz de la ONU, que participa en las operaciones de emergencia. El 12 de enero Haití, y en particular su capital, Puerto Príncipe, fueron afectados por un terremoto que dejó cerca de 300.000 muertos. Salvando las distancias, Jobim vinculó la gravedad de las dos situaciones y dijo que sólo en Haití vio un paisaje de devastación como el que encontró al sobrevolar ayer las zonas afectadas de su país.

El desastre causado por las fuertes lluvias que caen desde el jueves y que ayer recuperaban su intensidad motivó el lanzamiento de una operación similar a la desplegada ante el terremoto haitiano. Hasta ayer se habían registrado en el nordeste brasileño 44 víctimas mortales, 116.875 damnificados, 86 municipios afectados -algunos sin agua ni electricidad- y 17.000 hogares destruidos.

Hoy el presidente, Luiz Inácio Lula da Silva, tenía previsto sobrevolar la zona, donde según reportes de prensa, como el de la agencia de noticias EFE, “los escombros se acumulan por todas partes”, entre “cables y postes de luz, árboles arrancados y cascotes de las viviendas que se vinieron abajo”.

“Hubo una precipitación de agua increíble y una tragedia de gran dimensión en términos de derrumbes de puentes y casas, principalmente las ubicadas cerca de ríos. Tenemos que intensificar las acciones y supervisarlas”, aseveró Jobim. Por su parte, el ministro de Planificación, Paulo Bernardo Souza, advirtió que la cantidad de viviendas destruidas podría llegar a las 50.000.

La búsqueda de desaparecidos a causa de la crecida de ríos, inundaciones y deslizamientos de tierras es una de las prioridades de los socorristas. Pero la cifra de 607 personas perdidas desde el lunes podría variar, de acuerdo a los bomberos. Señalaron que es probable que se haya reportado varias veces la ausencia de una misma persona.

Casi 1.300 militares, dos hospitales de campaña, brigadas de bomberos de todo Brasil, perros de los equipos de rescate, toneladas de alimentos, medicinas y puentes militares desplegables para sustituir en forma provisoria los que se llevaron las aguas ya partieron en los últimos días con destino a los dos estados afectados por la catástrofe: Alagoas y Pernambuco.

Brasil ya había inyectado el miércoles 56 millones y medio de dólares en las operaciones de rescate, a los que se agregaron ayer 41 millones más que el Ministerio de Transportes invertirá de obras de infraestructura de emergencia para responder a los daños en puentes y carreteras. El gobernador de Alagoas, Teotónio Vilela Filho, dijo a Agência Brasil que existe preocupación en las autoridades porque “los cuerpos ya comienzan a aparecer en las playas y los ríos”.

Vilela agregó, de acuerdo a BBC, que lo más urgente es llevar agua potable, alimentos y ropa de abrigo a las zonas afectadas.