“No dudaron en atacarnos con violencia mortal, dispararon a personas que dormían. Por mucho que los israelíes griten que han encontrado armas, es una estupidez. En el barco en el que yo viajaba encontraron un arma: mi maquina de afeitar”, sentenció el escritor sueco Henning Mankell, tripulante del barco turco de la Flotilla de la Libertad. El suyo es uno de los primeros testimonios de activistas surgido luego de que fueran asaltados por soldados israelíes sobre la embarcación y detenidos durante dos días en Israel por intentar llevar ayuda humanitaria a la franja de Gaza.

“Muy lejos de la frontera, en aguas internacionales, nos atacaron a las 4.30 de la mañana con helicópteros, botes fueraborda y barcos. Muchísimos soldados subieron a bordo”, dijo Mankell, quien ya está en su país, en declaraciones al diario Göteborgs Posten, citadas por la agencia de noticias EFE.

También llegaron a Suecia el diputado verde Mehmet Kaplan y la doctora Victoria Strand, quienes denunciaron que el artista sueco-israelí Dror Freiler, presidente de Judíos por la Paz israelí-palestina, fue golpeado en forma reiterada al negarse a entregar su pasaporte. Mankell preguntó: “¿Qué pasará cuando vayamos con cien botes? ¿Van a soltar una bomba atómica?”.

También hizo una pregunta retórica el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu: “¿Qué habrían hecho otros líderes democráticos si hubieran estado en mi lugar?”, ayer en un discurso televisado, en el que defendió “la intervención militar”. Argumentó que su “obligación es evitar que esas armas entren por tierra, mar o aire”, refiriéndose al armamento que, según dijo Hamas, recibe de Irán. También afirmó que el bloqueo a Gaza continuará porque levantarlo podría convertir a la franja en una base para misiles iraníes que amenazarían a Israel y Europa, indicó la agencia de noticias Reuters.

Para reforzar ese argumento, el Ejército israelí difundió ayer fotos de armas, herramientas y equipos de uso militar que, según informó, llevaban los activistas y que utilizaron para atacar a los soldados que abordaron el barco turco. Se incluía chalecos antibala, equipos de visión nocturna, prismáticos, cuchillos, dos sierras y un hacha. Antes, se habían mostrado imágenes de palos de distinto tipo, hondas y bolitas que serían utilizadas como munición.

Ayer fueron enviados a sus países la mayoría de los cerca de 600 activistas que estaban detenidos en Israel. Sin embargo, por problemas administrativos que demoraron sus vuelos, decenas de activistas aún seguían en Israel anoche. Una de ellos era la cineasta brasileña Iara Lee, quien en referencia a lo ocurrido durante el abordaje dijo por teléfono al diario Folha de São Paulo: “Esperábamos que disparan al aire o a la pierna, sólo para aterrorizar a las personas, pero fueron directo, dispararon a la cabeza de los pasajeros”.

Los activistas que viajaban a bordo de la Flotilla de la Libertad recibirán la nacionalidad palestina, según informó ayer el presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Mahmud Abbas, quien además decretó un luto de tres días, que comenzó ayer, “por los mártires del ataque sionista”, indicó la Agencia Islámica de Noticias.

También ayer se dio a conocer la “condena en los términos más contundentes” del Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas, tanto a los “graves ataques” como a “las fuerzas israelíes” que los llevaron a cabo. La resolución final fue aprobada por 32 votos a favor y tres en contra: los de Estados Unidos, Holanda e Italia. Ese documento informa que se enviará “una misión internacional que investigue las violaciones de la ley internacional, incluida la ley humanitaria internacional, durante el ataque israelí a la flota”.

En Turquía, parlamentarios de todos los sectores políticos presentaron una declaración instando al gobierno a reconsiderar la relación económica, política y militar con Israel, algo que reclama la oposición laica desde el martes. La declaración llama a que Turquía recurra “a procedimientos jurídicos nacionales e internacionales contra Israel” para que se disculpe “por este ataque”.

A su vez, Israel pidió en un comunicado a los ciudadanos israelíes que se encuentran en Turquía que eviten los “centros de las ciudades y los lugares en los que se efectúan manifestaciones”, por temor a que se generen “estallidos de violencia contra israelíes”.

El caso también llegó al Parlamento israelí cuando varios diputados pidieron a la presidencia de la cámara que no permitiera hablar por el micrófono del recinto a la diputada Hanín Zoabi, quien viajaba con los activistas en uno de los barcos, informó EFE. Cuando la presidencia les negó ese pedido, otra parlamentaria subió al estrado y trató de empujar a Zoabi para alejarla del micrófono. Otros le gritaban a Zoabi insultos como “traidora”, “enemiga” y “caballo de Troya”.

A su vez, el ministro de Asuntos Exteriores de Irlanda, Michael Martin, pidió ayer a Israel que permita el acceso a la franja de Gaza del barco irlandés Rachel Corrie, que quedó retrasado respecto del resto de la flotilla y que ayer todavía no había llegado a su destino.