El líder cubano Fidel Castro fue anoche el invitado del programa Mesa redonda, transmitido por televisión y radio, en el que habló acerca de Medio Oriente y de la situación de Irán, que han sido temas recurrentes de su columna “Reflexiones”, publicación de la prensa oficial.
Ayer, en el programa, Castro advirtió del “riesgo inminente de una guerra” en Medio Oriente y aseguró que el hundimiento del barco surcoreano Chenoan, atribuido a Corea del Norte, fue provocado por Estados Unidos, informó la estatal Radio Nacional de Venezuela. También dijo que las tropas estadounidenses y japonesas instaladas en la región “están activando el engranaje para la destrucción de Irán”, pero que “lo peor [para Estados Unidos] va a ser la resistencia que van a encontrar”, porque “Irán es un país sólido”.
Mientras tanto, avanzaban los preparativos para el viaje a España de seis opositores cubanos presos. En total, sumaron ayer 20 los presos que aceptaron ser enviados a España con sus familiares en los próximos meses, informó ayer el Arzobispado de La Habana.
Para anoche estaba prevista, al cierre de esta edición, la partida de dos aviones que saldrían de Cuba y trasladarían un primer grupo de siete presos y casi 50 familiares, informó el canciller español, Miguel Ángel Moratinos. Las opositoras Marta Beatriz Roque y Laura Pollán, líder de las Damas de Blanco, indicaron a BBC que esos presos fueron llevados a una prisión en La Habana, donde se les realizó una revisión médica y se cumplieron las formalidades legales para la liberación y el viaje. También se les tomaron medidas para entregarles un traje y un par de zapatos, indicó a ese medio británico Alida Viso, esposa del periodista Ricardo González, uno de los que viajarían anoche.
Los familiares realizaban sus propios trámites ante el Ministerio del Interior, luego de recibir en la tarde una llamada de las autoridades para que estuvieran preparados para su traslado, indicó la agencia de noticias Reuters.
Todavía se desconoce qué sucederá con aquellos presos que se negaron a ser enviados a España, que según fuentes opositoras hasta ahora son seis. Los 52 presos que quedan de la Primavera Negra serán liberados en un máximo de cuatro meses, fruto del diálogo entre el gobierno cubano y la Iglesia Católica local, que contó con el apoyo de la cancillería española.