El científico nuclear iraní Shahram Amiri, que fue dado por desaparecido en dudosas circunstancias en junio del año pasado, durante una peregrinación a La Meca, en Arabia Saudita, reapareció el lunes de noche. Llegó a la sección de intereses iraníes de la embajada de Pakistán en Estados Unidos y pidió ser enviado de inmediato a su país.
Amiri era investigador de la Organización de la Energía Atómica de Irán y estaba vinculado a la Guardia Revolucionaria. Cuando desapareció, el gobierno de Irán acusó a Estados Unidos de haberlo secuestrado con la ayuda de Arabia Saudita. El canciller iraní, Manucher Mottaki, aseguró “tener pruebas” de ello.
Respaldando esta versión apareció un video en la red YouTube en el que un hombre que decía ser Amiri afirmaba que había sido secuestrado y torturado por agentes sauditas y de la CIA y llevado a la fuerza a Estados Unidos. Pero también aparecieron otros dos videos en los que otros hombres decían ser el científico y afirmaban haberse ido de Irán por voluntad propia.
En una entrevista telefónica con la televisión estatal iraní, Amiri se sumó a la versión de su país y dijo que su “secuestro es una acción vergonzosa para Estados Unidos”. El hombre declaró: “Estuve bajo una enorme presión psicológica y con la supervisión de agentes armados los últimos 13 meses”. Según la emisora iraní Press TV, Amiri incluso contaba con escoltas de “fuerzas estadounidenses” cuando llegó a la embajada paquistaní, a la que recurrió porque Irán no tiene una propia.
Estados Unidos negó el supuesto secuestro y la canciller estadounidense, Hillary Clinton, dijo respecto a Amiri: “Tiene la libertad para irse, así como tuvo la libertad para venir. Irse o quedarse, ésa es una decisión que sólo él puede tomar”, citó la agencia de noticias Reuters.
Otra versión sobre la misteriosa desaparición de Amiri fue revelada en marzo por la cadena televisiva estadounidense ABC que, sobre la base de fuentes con acceso al científico, indicó que había abandonado Irán por voluntad propia, con la colaboración de la CIA, en el marco del programa estadounidense “Fuga de cerebros”, que atrae posibles desertores iraníes. Según esa versión, el científico fue entrevistado y reveló que el programa nuclear iraní no tenía fines pacíficos y que se estaba construyendo una segunda planta de enriquecimiento de uranio, información que se conoció tres meses después de su desaparición.
Amiri realizaba ayer los trámites para regresar a Irán.