La actual primera ministra australiana y candidata a continuar en el cargo opinó el miércoles que su país debería convertirse en república cuando llegue el momento de la muerte de la reina de Inglaterra, Isabel II, actual jefa de Estado de Australia. “Espero que la reina disfrute de una vida larga y feliz, pero también creo que estamos en el momento apropiado para una transición hacia la república”, declaró Gillard poniendo sobre la mesa un tema que la diferencia de su contrincante electoral.
El otro candidato a las elecciones del sábado es Tony Abbott. Compite con la primera mujer en encabezar el gobierno australiano y representa a la Coalición Liberal, de derecha, que reúne al Partido Nacional y al Partido Liberal. Antes de dedicarse a la política Abbot dirigió la organización Australianos por una Monarquía Constitucional y su posición monárquica es conocida.
El reinado de Isabel II se extiende a Australia y otros 15 países, entre ellos Canadá y Nueva Zelanda.
Con su anuncio Gillard podría estar buscando diferenciarse aun más de su opositor, porque si bien los sondeos de opinión dan a la formación laborista, de centroizquierda, como vencedora en las elecciones, también perfilan que el resultado de mañana será el más apretado de las últimas décadas. Una encuesta realizada por la firma Nielsen indicó que los laboristas tienen 53% de intención de voto y los conservadores de la Coalición Liberal tienen 47%. Otro sondeo, hecho por Newspoll, da una diferencia de sólo 4% entre unos y otros, informó la agencia de noticias EFE.
En 1999 un referendo descartó la posibilidad de que Australia se convirtiera en república y estableció que el país debía continuar siendo una monarquía parlamentaria en la cual el primer ministro elige al gobernador general, en acuerdo con la reina. Pero el resultado de esa votación se debió a que los más movilizados fueron los defensores de la Corona, en su mayoría personas mayores, señaló el diario español El País.
El antagonismo entre los dos principales candidatos se extiende a otros aspectos. La candidata laborista es soltera y vive sola, a pesar de mantener una relación desde hace cuatro años con un ex peluquero, informó EFE. Su contrincante conservador es casado, tiene tres hijas con su esposa y un hijo de una relación anterior. Se destaca por sus declaraciones machistas, su posición contraria al casamiento homosexual, al aborto, a la investigación científica con células madre y al uso de la burka -aunque no se pronunció a favor de su prohibición- y defiende la adopción de una ley que limitaría el número de inmigrantes.
Una crisis interna de su partido hizo de Gillard la primera mujer en asumir el cargo de jefe de gobierno hace apenas dos meses. Asumió el cargo y el liderazgo del partido en perjuicio de su correligionario Kevin Rudd, el entonces primer ministro electo en 2007. Esto podría justificar una censura por una parte de su propio electorado, aunque Gillard, a unos meses de la crisis, logró acuerdos hasta con los sectores más conservadores de su fuerza política.
El Partido Laborista volvió al poder en 2007 por primera vez después de 11 años de hegemonía conservadora.