Diversas encuestas señalaron que a cinco días de las elecciones brasileñas está bajando la intención de voto de la candidata oficialista, Dilma Rousseff, lo que pone en tela de juicio la posibilidad de una victoria en primera vuelta.

Dos semanas atrás, la candidata del Partido de los Trabajadores contaba con 51% de intención de voto, y, como en Brasil se considera como votos válidos sólo aquellos emitidos a algún candidato, Rousseff tenía asegurada una victoria en primera vuelta con 57% de los votos. En ese entonces, el opositor José Serra contaba con 27% de respaldo y la candidata de los verdes, Marina Silva, con 11%.

Pero esa tendencia se revirtió en la última semana, y un sondeo de Datafolha publicado ayer en el diario Folha de São Paulo reflejó una intención de voto de 46% para la petista, lo que significaría una victoria más ajustada, con 51%. A su vez, Serra aumentó un punto porcentual, alcanzando el 28%, mientras que Silva mostró el mayor crecimiento llegando a 14% de intención de voto.

Aun así, los sondeos indican que en una segunda vuelta, que sería el 31 de octubre, la victoria sería del oficialismo, con 52%. Una semana atrás la petista contaba con 55% del respaldo para la segunda vuelta.

A lo largo de la campaña varios analistas dijeron a medios brasileños que si bien el ascenso de Rousseff fue admirable, ya que en febrero contaba con 10% de intención de voto frente a 47% de Serra, había llegado a su techo entre el 47% y el 51% de votos válidos. La prensa de Brasil también señala como responsables del descenso las denuncias de casos de corrupción en el Ministerio de la Presidencia mientras éste era dirigido por Rousseff.

Con los resultados de la encuesta conocida ayer, Serra pidió a los militantes del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB) que busquen el voto de los indecisos para obligar a que la elección se defina en una segunda vuelta. “Estamos en el rumbo cierto”, dijo Rousseff, que pidió “serenidad” y “determinación”, además de reiterar que hay que “esperar, tener respeto por el elector, esperar a que cierren las urnas y contar los votos”.

Otras respuestas fueron automáticas. El candidato tucano volvió a alzarse contra la petista y aseguró que ella le “robó las propuestas”, ya que muchos de los proyectos de Rousseff fueron parte de su programa cuando fue ministro de Salud del gobierno de Fernando Henrique Cardoso, informó la agencia de noticias ANSA.

Con Lula a favor

El presidente Lula da Silva volvió a aparecer en el espacio de propaganda gratuito del oficialismo apostando por su “Dilminha”: “Tengo la mayor certeza del mundo de que Dilma va a dar los pasos que faltan para que Brasil se transforme en un país realmente desarrollado”. En ese espacio se reiteraron las comparaciones entre el gobierno de Lula y el de Cardoso. “Hoy es más importante que nunca que cada brasileño compare nuestro modelo de gobierno con el modelo pasado. Para nosotros, mejorar la vida de las personas no es una promesa de campaña, es una práctica del día a día”, aseguró Rousseff, según citó el diario O Estado de São Paulo.

El sondeo de Datafolha también reflejó que el gobierno de Lula continúa siendo el más popular de la historia brasileña: 80% considera que su gestión es buena; 14%, que es “regular” y sólo 5% la rechaza. La popularidad presidencial generó en parte el avance de Rousseff en los comicios; Lula pariticipó en más actos de campaña para estas elecciones que en la campaña de 2006, cuando fue reelecto presidente, informó Folha. Esas participaciones incluso llevaron a que el mandatario cancelara su viaje a la Asamblea de Naciones Unidas de esta semana en Nueva York.

Ficha limpia

En los principales estados de Brasil, las elecciones a gobernador también parecen optar por el continuismo. Según la última encuesta de Ibope, publicada por la TV Globo, Geraldo Alckmin, del PSDB, continúa a la cabeza en las elecciones para gobernar San Pablo, con 48% de los votos, mientras que el petista Aloizio Mercadante subió dos puntos porcentuales y alcanzó el 26%. La ciudad más importante de Brasil es gobernada por tucanos desde hace 16 años y representa la mayor cantidad de electorado nacional, 22%.

En Minas Gerais, el gobernador Antonio Anastasia, del PSDB, respaldado por el ex gobernador Aécio Neves, que renunció al cargo para candidatearse como senador, amplió su ventaja sobre su competidor a cinco puntos porcentuales. Con 42% de intención de voto, Anastasia supera a Hélio Costa, del Partido del Movimiento Democrático Brasileño, aliado a nivel nacional con el PT, que tiene 37% de votos en ese estado. Minas Gerais, con 14 millones y medio de electores, representa casi 11% del electorado del país.

En otros colegios electorales importantes, como Bahía o Río Grande del Sur, que entre ambos representan el 13% del electorado nacional, la ventaja es del oficialismo, con las candidaturas del actual gobernador Jaques Wagner, en Bahía, y del ex ministro de Justicia de Lula Tarso Genro, en Río Grande.

En Río de Janeiro el gobernador del PMDB, Sérgio Cabral, corre con ventaja, con 60% de intención de voto, mientras que el opositor Fernando Gabeira, del Partido Verde, respaldado por el PSDB, alcanza el 17%. La elección en Río tiene un valor agregado: allí se realizarán en 2016 los Juegos Olímpicos, cuya principal fase preparatoria será entre 2010 y 2014. La época de bonanza asociada a los juegos favorecerá a quien busque la elección de gobernador en 2014.

La elección estatal que se perfila con más complicaciones es la del Distrito Federal (DF), cuyo gobierno es ejercido por el PMDB luego de que la administración del partido Demócratas fuera expulsada por el hallazgo de una red de tráfico de influencias que lo involucraba. La ventaja en Brasilia es de Agnelo Queiroz; el candidato petista lidera con 43% de intención de voto, seguido por Joaquim Roriz, ex gobernador del DF del Partido Social Cristiano, con 33%.

Sin embargo, Roriz fue cuestionado por la Ley Ficha Limpia, recientemente promulgada, que impide a quienes tienen procesos legales pendientes participar en las elecciones. Luego de asegurar durante dos meses que sí podía participar en ellas, Roriz desistió el fin de semana y la candidata será su esposa, Weslian Roriz, quien aseguró que un eventual gobierno suyo contará con el respaldo de su marido para gobernar. El diario Folha de São Paulo informó que en el acto en el cual se anunció la candidatura de Weslian, Roriz aseguró: “Ella me va a representar en las urnas, yo tenía un programa de gobierno, simplemente se lo pasaré a Wes”.