Pese a que las últimas tropas de combate de Estados Unidos se retiraron la semana pasada, ayer se realizó la ceremonia oficial en la que Estados Unidos traspasó las funciones de seguridad en Irak a las fuerzas locales, que contó con la presencia del vicepresidente estadounidense, Joe Biden.

En Washington, el presidente Barack Obama se disponía anoche a celebrar el traspaso y el fin del combate en Irak con un discurso en cadena nacional, en el horario de máxima audiencia, desde el Despacho Oval. Antes de eso, por la tarde, visitó la base del Ejército de Fort Bliss, Texas, donde están las tropas que fueron desplegadas en Irak, incluidos los soldados que retornaron la semana pasada. Desde el comienzo de la guerra en Irak 200.000 soldados de esa base fueron desplegados en Irak y participaron en el conflicto armado, indicó el diario español El País.

Obama adelantó parte del discurso que tenía previsto dar en la noche en Washington: “No va a ser un regreso de honor. No va a ser de autocomplacencia”, dijo a los soldados. El presidente agregó que el fin de la misión de combate en Irak “no va a ser una ocasión para felicitarnos a nosotros mismos” porque “aún queda mucho trabajo por hacer para asegurarnos de que Irak se convierta en un aliado efectivo”.

Según adelantó la Casa Blanca, Obama evitará el triunfalismo, así como la frase “misión cumplida” que su antecesor George W Bush dijo en mayo de 2003, a un mes de iniciada la invasión, cuando declaró el fin de las operaciones militares en Irak, algo que se reveló erróneo muy pronto. Obama, que ganó una importante cantidad de votos por su promesa de terminar con la guerra de Irak y hoy enfrenta la desaprobación de 56% de los estadounidenses, no pondrá un punto final a la guerra de Irak como hizo Bush.

El ex presidente republicano también quedó en evidencia al justificar la invasión a Irak, que comenzó el 9 de abril de 2003, asegurando que el régimen del presidente iraquí de entonces, Sadam Husein, contaba con armas de destrucción masiva. Nunca se encontraron esas armas.

Ante los soldados, en Texas, Obama recordó, como tenía previsto hacerlo luego en cadena nacional, que continúa la guerra en Afganistán, donde “las bajas han aumentado por los combates contra Al Qaeda, el talibán y sus aliados”. Agregó: “Tenemos tropas en posición de responder los ataques de los terroristas. Y eso va a significar algunas bajas y va a significar momentos de angustia y desconsuelo. Pero lo que tengo claro es que estamos dispuestos a hacer sacrificios en pro de nuestra seguridad nacional”.

Se espera que, tal como lo perfiló en su campaña electoral, Obama dirija la mirada hacia la guerra de Afganistán, indicó la agencia de noticias EFE, donde se considera que continúan refugiados los miembros de Al Qaeda responsables del atentado contra las Torres Gemelas, en 2001. Esos atentados fueron el argumento de Bush en su llamada “guerra contra el terrorismo”.

El comandante de Estados Unidos y de las tropas de la OTAN en Afganistán, David Petraeus, indicó a la agencia de noticias Reuters que el retiro de Afganistán comenzará con un “achicamiento” de las fuerzas [que se iniciará] en julio de 2011 y no será “una entrega”. Esa estrategia cuenta con varios opositores, entre ellos, el presidente afgano Hamid Karzai, que sostuvo que la amenaza talibán no fue eliminada y que sería “vigorizada” por cualquier anuncio de retiro.

En lo que va del año murieron en Afganistán 320 soldados estadounidenses, 22 de ellos en los últimos cinco días, cuando hasta ahora las bajas estadounidenses eran menos de 150 soldados al año, informó la agencia de noticias AFP. “Nadie puede cuestionar el hecho de que el talibán extiende su presencia”, dijo Petraeus a Reuters. “Han aumentado sus ataques”, según el comandante, en respuesta a la ofensiva de la OTAN.

Al igual que en el caso de Irak, la Casa Blanca sostiene que la función estadounidense de respaldar a la seguridad local en Afganistán continuará después de la retirada de las tropas de combate, indicó Petraeus.

El primer ministro iraquí, Nuri al Maliki, consideró ayer (en un discurso televisado por cadena nacional) que “Irak hoy es un país soberano e independiente”. “Iraquíes, tienen una cita con una nueva fiesta nacional en la que recuperan la soberanía de su país y dibujan su futuro con sus manos”, declaró Al Maliki, quien también aseguró que las fuerzas del orden iraquíes tienen la capacidad suficiente para garantizar la seguridad.

El primer ministro añadió: “Nuestras fuerzas de seguridad consiguieron en un tiempo récord, en comparación con la crueldad de los ataques terroristas, grandes victorias, así como recuperar la soberanía del país, imponer su autoridad y lograr la estabilidad”.

Al Maliki subrayó que la relación con Estados Unidos entra ahora en “una nueva fase entre dos países que están al mismo nivel y que son soberanos”.

Ayer el gobernante iraquí se reunió con el vicepresidente Biden, quien en sus declaraciones a la prensa aseguró: “Vamos a estar bien, van a estar bien”, y agregó que “a pesar de lo que dice la prensa nacional acerca de una mayor violencia, la verdad es que las cosas son muy diferentes. Las cosas son mucho más seguras” ahora en Irak.

El ilegalizado partido Baath, al que perteneció Husein, señaló en un comunicado que las tropas estadounidenses “se fueron arrastrando la cola del fracaso y la derrota, por las mismas rutas que usaron como invasores”.

Se fueron las tropas estadounidenses, pero se duplicó la presencia de las empresas de seguridad contratadas por Estados Unidos para llenar el “vacío de poder” que dejan, que tampoco puede tapar el gobierno, porque todavía no se conformó un nuevo Poder Ejecutivo desde las elecciones legislativas del 7 de marzo.

Al Maliki ejerce como primer ministro en funciones y a la vez sostiene una lucha política para lograr las alianzas que le permitan superar a su principal competidor, Iyad Alawi, ex primer ministro, cuya lista ganó en las elecciones, pero por el escaso margen de dos escaños.

La falta de gobierno y el desempleo que afecta a 60% de los iraquíes son sólo una parte de las consecuencias de la guerra. Miles de personas murieron en Irak -soldados y civiles-, pero no hay certeza del número. La organización independiente Iraq Body Count pidió que se haga una investigación judicial profunda acerca de las víctimas de la guerra, ya que las cifras de las consultoras independientes son considerablemente diferentes entre sí. Según informó BBC, esas discrepancias son resultado de las diversas definiciones de víctimas de la guerra y de que muchos entierros se hacen en zonas alejadas sin que las autoridades o los dirigentes de estas organizaciones se enteren.