Todos juntos
Durante el vuelo de regreso en el avión de la Fuerza Aérea, Alberto Iglesias (PC) y el ministro de Trabajo, Eduardo Brenta, “vapulearon”, según dijo Iglesias, a sus oponentes, Sergio Abreu (PN) y Pablo Mieres (PI), en un partido de truco. Tal era el clima de la delegación interpartidaria. Todos los involucrados consideraron “muy positiva” la representación de todo el sistema político en la visita. “El único país que fue con una delegación representando a todos los partidos políticos creo que fue Uruguay”, destacó Iglesias, quien señaló que el hecho de que en relaciones exteriores se aplique una “política de Estado” es “uno de los diferenciales que tenemos para exhibir”. “En Uruguay se coincide en la relación que hay que tener con los vecinos”, aseguró. Abreu saludó la posibilidad que tuvo la oposición de intercambiar ideas con la presidenta brasileña, y señaló, en relación con el gobierno, que más allá “de las discrepancias que se tengan en materia política en una democracia plural, hay líneas estratégicas que el PN quiere reforzar, como la proyección externa y los proyectos de infraestructura, en energía y comunicaciones”.
Mujica y la delegación que lo acompañó partieron en el primer día del año, a las 6.00, rumbo a Brasilia. Además de su esposa, la senadora Lucía Topolansky, y el canciller, tras el presidente fueron los ministros de Industria, Roberto Kreimerman, y de Trabajo, Eduardo Brenta, y representantes de todos los partidos políticos: el presidente del Frente Amplio, Jorge Brovetto; el senador Sergio Abreu (Partido Nacional), el dirigente del Partido Colorado Alberto Iglesias, y el presidente del Partido Independiente, Pablo Mieres.
“Brasil es nuestro socio estratégico, nuestro vecino, pero a la vez es un actor global de creciente importancia en un mundo de reacondicionamientos económicos y financieros y con nuevas potencialidades políticas, por eso para nosotros era muy importante este primer encuentro”, resumió Almagro, ayer al regreso en la base aérea Nº1. La de Mujica fue la segunda reunión que tuvo Rousseff como presidenta: antes se había reunido con el príncipe de Asturias, Felipe de Borbón, y luego tuvo encuentros con autoridades de Cuba, Portugal, Corea del Sur, Palestina y Japón.
El ministro de Relaciones Exteriores destacó que en el encuentro con Rousseff se acordó mantener el ritmo de trabajo que tuvieron durante el año pasado Luiz Inácio Lula da Silva y Mujica, con reuniones trimestrales entre los presidentes. “Son importantes no sólo por el encuentro presidencial en sí, sino porque también potencian el esfuerzo de las burocracias durante ese tiempo, y es lo que nos ha permitido concretar resultados específicos en este plazo”, afirmó.
Los temas que marcarán la agenda bilateral en 2011 son, en gran medida, los que estuvieron sobre la mesa durante el año que terminó: la concreción del proyecto de interconexión energética -que ya fue aprobado por el Mercosur-, el proyecto también firmado entre Uruguay y Brasil de interconexión ferroviaria, la hidrovía de la Laguna Merín, la integración productiva en sectores de la industria automotriz, naval y aeronáutica, y la eventual inversión brasileña en un puerto de aguas profundas en Uruguay. Kreimerman explicó que también se iniciaron conversaciones para promover la integración productiva en el sector de electrónica y biotecnología, “dando continuidad a los trabajos que se han hecho con Lula, ahora con la presidenta Dilma”.
La cooperación en relación con la adopción, por parte de Uruguay, de la norma japonesa-brasileña será también otro de los puntos de la relación bilateral. Según contó a la diaria Abreu, en el encuentro que mantuvo Dilma con toda la delegación uruguaya -luego de una reunión privada con Mujica, Almagro y el canciller brasileño recién designado, Antonio Patriota-, la presidenta “agradeció” el cambio definido por nuestro país. “Nosotros dijimos que desde la oposición lo vemos muy bien, pero que no es gratis: es un tema de participación en una estrategia de carácter común”, aclaró el legislador nacionalista. El mismo Patriota declaró luego del encuentro que la decisión uruguaya “abrirá áreas importantes de cooperación”.
En Brasilia, Mujica aprovechó la ocasión para reunirse con el presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Mahmud Abbas, y discutir la visión política sobre la situación el conflicto en Medio Oriente. Según contó Almagro, el presidente uruguayo ratificó a Abbas el compromiso de reconocer, en el primer trimestre de 2011, al Estado Palestino, aclarando que Uruguay es “un amigo tradicional” del Estado de Israel. Almagro informó además que nuestro país tendrá un embajador concurrente en Ramalá y que probablemente Palestina tenga su par en Montevideo.