“Un año más tarde, sólo el 5% de los escombros ha sido removido”, señala la organización humanitaria internacional Oxfam en su informe respecto del terremoto que afectó a Puerto Príncipe. “Ha sido un año lleno de indecisiones y ello ha dejado la recuperación de Haití en punto muerto”, como resultado de “una combinación de la indecisión paralizante del gobierno de Haití, la búsqueda frecuente de sus propias prioridades por parte de los países ricos y donantes, y la falta de energía de la Comisión Interina para la Reconstrucción de Haití”, señaló.
Esta comisión es copresidida por el ex presidente estadounidense Bill Clinton y el primer ministro haitiano, Jean-Max Bellerive, y su función es administrar los 10.000 millones de dólares en ayuda internacional prometida a Haití. También fue creada para mejorar la coordinación de los proyectos de ayuda y la capacidad del Estado para llevarlos a cabo; sin embargo, se ha reunido pocas veces desde su creación, indicó la agencia de noticias Reuters. Según el informe está en un “atolladero de indecisión y demoras” y tiene “políticas y prioridades frecuentemente contradictorias”
Un claro ejemplo señalado por Oxfam es que se dieron fondos para la construcción de casas temporales, pero como los escombros aún no han sido retirados, sólo se pudo construir un 15% de las necesarias. El terremoto destruyó 105.000 casas y dañó a otras 208.000, dejando 20 millones de metros cúbicos de escombros, que llenarían casi 70 veces el estadio Centenario.
Oxfam destacó que se construyeron “relativamente pocas instalaciones permanentes de sanidad y agua”, y que, si bien el dinero es parte del problema, las principales dificultades se deben a la falta de liderazgo del gobierno local y de la comunidad internacional. En cuanto a los problemas de recursos, de los 2.100 millones de dólares prometidos por la comunidad internacional para 2010 se entregó el 42% según cifras de Naciones Unidas.
En otro ejemplo, el informe precisa que la ayuda económica tampoco se ha destinado a reconstruir las instituciones públicas o la infraestructura para brindar servicios.
La portavoz de Oxfam, Lourdes Benavides, indicó que pese a la crisis política que vive Haití, “las élites políticas y económicas del país aún tienen una oportunidad para hacerse cargo de los problemas que han lastrado el desarrollo del país”.
La situación política haitiana está a la espera de que la Organización de Estados Americanos (OEA) termine de revisar los resultados de la primera vuelta de las elecciones, del 28 de noviembre, ya que las cifras dadas a conocer por el Consejo Electoral Provisional fueron duramente cuestionadas. Por esto el Consejo anunció que la segunda vuelta no podrá realizarse este mes -estaba prevista para el 16 de enero-, lo que generaría varios inconvenientes, ya que el mandato del presidente René Préval termina el 7 de febrero. El mandatario no descartó hacer uso de una ley muy criticada que aprobó el Parlamento después del terremoto y que le permite mantenerse en la Presidencia hasta el 14 de mayo.
La situación se vio agravada cuando, antes de las elecciones, explotó una epidemia de cólera que hasta ahora se cobró 3.481 víctimas, según el Ministerio de Salud Pública y Población, y dejó más de 150.000 afectados. La epidemia se vio favorecida por la falta de saneamiento en las zonas por construir y en las que aún hay escombros, señaló el informe de la organización civil española PLAN, que también entregó su balance de 2010 de Haití.
La directora de Oxfam en Haití, Roland Van Hauwermeiren, destacó que “casi un millón de personas aún vive en carpas o bajo lonas y cientos de miles de personas que viven en los escombros de la ciudad todavía no saben cuándo podrán regresar a casa”.
Mientras que PLAN criticó que el país continúa sin tener normas de seguridad que garanticen construcciones sólidas y resistentes, lo que también dificulta la reconstrucción, Amnistía Internacional (AI) recriminó que en los campamentos continúan las violaciones a niñas y mujeres, bajo la esquiva mirada de policías y autoridades.
Más de un millón de personas sigue viviendo en los más de mil campamentos improvisados. En los 150 días posteriores al terremoto AI recibió 242 denuncias de violación, pero son centenares de mujeres las que no denuncian, indica el informe de la organización. El representante de la ONU para los derechos humanos de los desplazados, Walter Kälin, indicó que “la falta de avances en la seguridad del alojamiento es debido a una negligencia aun mayor por parte del gobierno de Haití, que no ha formulado ningún plan sobre la gestión de los campamentos”. AI no sólo critica la falta de enjuiciamiento de los responsables, sino las tibias respuestas ante las víctimas. “La policía minimiza la agresión y dice que no puede hacer nada. Incluso piden a la mujer denunciante que lleve a la comisaría al agresor”, relató a la agencia de noticias EFE el autor del informe de AI, Gerardo Ducos.
Por su parte, la Cruz Roja indicó en su informe publicado ayer que en Haití “el principal desafío es la tierra. El acceso a la tierra a menudo ha sido bloqueado por un sistema complejo e informal de tenencia, por lo que no está claro quién ostenta en realidad el título de dueño de un pedazo de tierra”. Por eso los planes para construir refugios también se vieron “seriamente afectados” por la compleja legislación haitiana.