El gobierno egipcio hizo todo lo posible ayer para evitar nuevas protestas como las del martes, con las cuales la oposición busca repetir lo ocurrido en Túnez, donde un mes de manifestaciones terminó con la huida del presidente, el 14 de enero.

En Egipto, la primera jornada de manifestaciones masivas se llamó “Día de la cólera” y fue convocada por internet. El “evento” en Facebook contaba con unos 90.000 participantes virtuales.

Los manifestantes que salieron en la capital llegaron ese día -a pesar de la fuerte presencia policial- a la plaza Tahrir, cuyo nombre significa “libertad” en árabe. Desde que el presidente Hosni Mubarak accedió al poder, en 1981, jamás una manifestación había podido ingresar a ese lugar simbólico.

Pero ayer la tregua terminó y las manifestaciones quedaron prohibidas. Eso no impidió que cientos de egipcios, jóvenes en su mayoría, continuaran reclamando un cambio político que les dé más libertad: el final de la Ley de Emergencia que está en vigor desde hace 20 años y que se vaya Mubarak. Los manifestantes tuvieron ayer duros cruces con las fuerzas de seguridad, que algunos corresponsales de prensa llegaron a calificar de “batalla”, en los que murieron un civil y un policía. El martes los muertos fueron tres manifestantes y un policía. Los servicios locales de seguridad dijeron que habían detenido a 500 personas. Pero la agencia de noticias AP informó que eran 860. Por la tarde, la plaza Tahrir estaba desierta, protegida por la Policía, según reportaron algunos twitteos.

Fueron pocos porque Twitter había sido bloqueado por el gobierno, según informó el portal especializado en el seguimiento de las redes sociales, Herdict.org. También se reportaron dificultades para acceder a otra de las principales redes sociales, Facebook, y a alguna página de información.

El gobierno no fue el único en contraatacar vía web. Los hackers activistas de Anonymous, que apoyaron las protestas tunecinas, decidieron lanzar la “Operación Egipto”. Publicaron un “paquete de auxilio” con herramientas para “esquivar la censura” e invitaron a descargar y utilizar un software para hackear las páginas oficiales. La página más atacada, de acuerdo al diario francés Le Nouvel Observateur, era la del Ministerio de Comunicación e Información. El acceso a internet floreció en Egipto en los últimos años y hoy se estima que tiene 23 millones de usuarios en un país que cuenta con unos 80 millones de habitantes.

La principal organización que convoca a protestar, el Movimiento 6 de Abril, que se define como defensora de la democracia, llamaba a otra jornada de protesta para esta mañana a través de ese medio.

El ejemplo no basta

Estas acciones contra el régimen de El Cairo se inspiran en lo ocurrido en Túnez el 14 de enero, cuando el primer reclamo de los manifestantes obtuvo respuesta y el entonces presidente, Zine el Abidine Ben Alí, abandonó el país. Pero desde entonces la calma aún no volvió a Túnez, porque continúan la protestas para exigir al gobierno provisorio que no sume a sus filas miembros del partido de Ben Alí. La agencia de noticias EFE adelantó una probable propuesta del presidente interino, Fuad Mebaza, según la cual los ministros del antiguo régimen dejarían los puestos claves del gobierno de transición, aunque el primer ministro, Mohamed Ghanuchi -que ocupaba el cargo en tiempos de Ben Alí-, debería permanecer.

Ayer Interpol emitió una orden de captura internacional contra Ben Alí y seis de sus seguidores, en respuesta a un pedido de la justicia tunecina. Por otro lado, llega hoy un equipo de la ONU especializado en Derechos Humanos. Viaja para asesorar a las autoridades y aprovechar el momento clave que atraviesa Túnez debido a “la transformación dramática de su situación política”, dijo la alta comisionada para los Derechos Humanos de la ONU, Navi Pillay.

Especialistas advierten sobre las expectativas que genera la comparación entre lo que ocurre en los dos países, vecinos pero muy distintos. El investigador especialista en Egipto del estatal Centro Nacional de Investigación Científica francés, Jean-Noël Ferrié, dijo al diario francés Le Monde que “nadie le va a dar la espalda a Mubarak”, porque en Túnez el gobierno provisorio incorporó miembros de la administración anterior, lo que implica que no hay un real cambio de régimen, pero la salida del presidente egipcio sí implicaría la “caída total del régimen” y un “problema” para el país. Además, Ferrié remarcó que el líder egipcio cuenta con el apoyo del Ejército. No era el caso de Ben Alí.

Esto no quita que quizá estos movimientos permitan adaptar el gobierno egipcio a las nuevas realidades. En ese sentido, el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, llamó ayer, por intermedio de su portavoz, Martin Nesirky, a que las autoridades aprovechen la oportunidad para “interesarse en los problemas legítimos de su pueblo”.