La protesta que terminó en la detención de unos 700 militantes de Occupy Wall Street, el sábado, en el puente de Brooklyn, dio un mayor protagonismo a este movimiento que se opone a la “codicia” de la bolsa de valores con consignas como: “Después de la primera árabe, llega el otoño estadounidense”.

Un grupo de esos detenidos, en nombre de todos ellos, presentó una demanda contra las autoridades de Nueva York, en particular, contra el alcalde Michael Bloomberg y el jefe de la Policía, Ray Kelly. Los manifestantes acusan a la Policía de haberles permitido llegar a la zona no peatonal del puente para luego reprimirlos sin permitir que se retiraran. Argumentan que fueron víctimas de una “trampa policial ilegal” y que, al impedirles protestar, se lesionó su libertad de expresión, protegida en la Constitución.

Con esa demanda, además de una reparación económica, los militantes buscan limpiar los expedientes policiales de los detenidos con la anulación de ese arresto.

Desde que comenzó sus protestas, el 17 de setiembre, el movimiento sumó apoyos de personalidades de la izquierda estadounidense. Según se observa en su página web (http://occupywallst.org), la lista incluye al documentalista Michael Moore, la actriz Susan Sarandon y el lingüista y ensayista Noam Chomsky. Ayer también les declaró su simpatía el actor Martin Sheen, quien se alegró de que la gente tenga “la oportunidad de expresar su descontento con el comportamiento escandaloso que se ha mantenido en Wall Street durante demasiado tiempo”.

En estas semanas de existencia, Occupy Wall Street ocupó un lugar en la agenda de noticias similar al que antes tuvo el ultraderechista Movimiento del Tea Party. Medios estadounidenses han hecho comparaciones a los dos movimientos que surgen como reacción al creciente desempleo, reclaman a los políticos escuchar al “ciudadano común” y responsabilizan al sistema financiero de la crisis económica estadounidense.

Sin embargo, Occupy Wall Street critica a las corporaciones y a las injusticias del capitalismo, al tiempo que alberga en sus filas, por ejemplo, a manifestantes contra la pena de muerte. En cambio, el Tea Party reclama un Estado más chico y una economía más liberal, mientras incluye entre sus dirigentes a militantes contra la despenalización del aborto o defensores del creacionismo.

También tiene presentes a estos dos movimientos un ex funcionario de la Casa Blanca, Van Jones, que ahora participa en el proyecto de lanzar un movimiento político progresista, llamado Recuperemos el sueño americano. “Éste es el mes en el cual los progresistas empiezan a pelear”, dijo, de acuerdo con la agencia de noticias EFE. “Pondremos en marcha un contrapeso progresista para el Tea Party”, añadió.

Jones es uno de los convocantes a los debates que comenzaron esta semana en el hotel Washington Hilton para el lanzamiento de esa agrupación, y en los que participan también varios representantes demócratas, dirigentes sindicales y activistas de distintos ámbitos, con la mira puesta en las elecciones de 2012.

Con palabras parecidas a las que se leían en algún cartel de los manifestantes de Occupy Wall Street, Jones aseguró: “Tal como hemos visto una primavera árabe, veremos un otoño estadounidense”.