Más de 30 millones de personas estaban habilitadas a votar ayer para elegir 32 gobernadores, 1.102 alcaldes, 418 diputados departamentales, concejales y ediles, en las distintas regiones de Colombia.

En total, había más de 100.000 candidatos para estos comicios, cuya campaña fue una de las más violentas de los últimos años: 41 candidatos fueron asesinados, 14 más que en las elecciones locales anteriores, las de 2007.

La violencia también irrumpió ayer en la jornada electoral: en un atentado dirigido contra el vicepresidente de la Cámara de Representantes, Albeiro Vanegas Osorio, murió su chofer, Ariel Delgadillo, herido de bala. La votación fue supervisada por más de 350.000 uniformados militares y policiales, que vigilaron más de 91.000 colegios electorales.

El presidente colombiano, Juan Manuel Santos, y el ministro del Interior, Germán Vargas Lleras, coincidieron al indicar que más allá de incidentes aislados hubo "tranquilidad" en la jornada electoral.

Competían más de 4.000 candidatos a alcaldes, pero las miradas estaban atentas a unos pocos, aquellos que también fueron protagonistas de las elecciones nacionales de 2010 y que disputaban el cargo de alcalde de Bogotá, considerado el segundo más importante en Colombia.

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Las imágenes de ayer parecían pertenecer a las elecciones de 2010, pero las cosas han cambiado. Se pudo ver al ex presidente Álvaro Uribe sosteniendo el megáfono para un candidato. Pero no se trató de un uribista ni de un miembro de su Partido de la U, ni siquiera de un conservador, sino del postulante del Partido Verde, Enrique Peñalosa, que intentaba repetir como alcalde de Bogotá (1998-2000).

Peñalosa buscó el apoyo del uribismo con el permiso de la dirección verde, pero eso no evitó que se generara una fractura en el partido después de que muchos dirigentes señalaran que una alianza con los conservadores era contraria a los principios del movimiento.

Uno de los primeros en rechazar la unión fue Antanas Mockus. También a este ex candidato presidencial del Partido Verde, que fue derrotado en segunda vuelta por Santos, se lo vio ayer, cuando acompañó a votar a otra aspirante a la alcaldía. Pero en este caso no se trataba de una dirigente del Partido Verde sino de una independiente, la ex legisladora Gina Parody, quien perteneció al Partido de la U pero se fue después de oponerse a que Uribe buscara una tercera reelección.

A su vez, Gustavo Petro, ex candidato en las elecciones nacionales por el Polo Democrático Alternativo, apareció levantando el pulgar después de emitir su voto. Esta vez era él quien parecía ganador seguro en Bogotá, y no los representantes de los partidos que pasaron a la segunda vuelta en las elecciones nacionales.

Según resultados primarios, Petro ganó con 32,16% de los votos, frente al 24,93% del segundo, Peñalosa, quien ayer reconoció la derrota. Parody reunió 16,74% del apoyo.

La victoria de Petro, que se presentó al frente del movimiento Progresistas, de izquierda, lo convierte en el primer ex guerrillero en alcanzar la alcaldía de Bogotá. El candidato formó parte del M-19.

Con su victoria, Petro derrotó al Polo Democrático Alternativo, partido del cual se fue porque sus compañeros de militancia rechazaron que mantuviera conversaciones con Santos para buscar acuerdos en algunas políticas, y también por las denuncias de corrupción contra algunos de sus integrantes.

Petro venció también a la extrema derecha, que se ocupó de agitar miedos durante la campaña.

Además sería significa una importante derrota para Uribe, que se juega su papel político en estas elecciones que pueden ser vistas como la continuación de las nacionales de 2010 o las primeras antes de 2014. En todo caso, para Uribe es un medidor de su influencia después de su salida de la presidencia.