Insisto
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) volvió a denunciar ayer que en las cárceles afganas se tortura a detenidos. Su misión de asistencia en Afganistán, UNAMA, manifestó que encontró “pruebas concluyentes”de esas prácticas, aplicadas incluso a menores de edad, informaron BBC y EFE. Según una investigación de la UNAMA, basada en testimonios de 379 prisioneros acusados de delitos contra la seguridad nacional, fueron torturados casi la mitad de los detenidos por los servicios secretos afganos y más de un tercio de los arrestados por la Policía. La tortura se constató en centros de detención de distintas fuerzas de seguridad, en todo el país, y en algunos de ellos se comprobó que la práctica es sistemática. La UNAMA especificó que de 89 entrevistados que fueron detenidos por las fuerzas internacionales presentes en el país, 23 habían sido sometidos a apremios.
El Pentágono evitó dar su versión oficial sobre lo que ocurre en los sistemas informáticos de la base de la Fuerza Aérea de Creech, en el estado de Nevada. La palabra oficial fue buscada por periodistas luego de que la revista sobre tecnología Wired publicó que un virus infectó los sistemas de esa base, desde la cual se controlan las misiones de aviones no tripulados en Afganistán, cuya guerra cumplió una década el viernes, así como en Pakistán, Irak, Yemen y Libia.
De acuerdo con la revista, el virus fue descubierto hace dos semanas en la base de Creech, y el Pentágono no logró eliminarlo. Tampoco sabe qué alcance tiene, ni si llegó por error o porque alguien lo introdujo en forma intencional. Sí supone que las computadoras fueron infectadas desde uno de los discos duros externos que utilizan los pilotos de la base para transportar información.
Se trata de un tipo de virus que registra las acciones de los usuarios de la red en sus teclados, y el Pentágono tiene miedo de que esto sea utilizado para difundir información confidencial, informó Wired.
Mientras las autoridades investigan lo ocurrido, los aviones no tripulados continúan con sus misiones. Este tipo de nave, controlada a distancia, se utiliza para operaciones de vigilancia o de ataque sin arriesgar la vida de un piloto. Su uso por parte de Estados Unidos incluye la vigilancia de la frontera con México, pero también es muy frecuente para detectar objetivos o lanzar bombardeos en zonas de conflicto. Según informó la revista, desde que Barack Obama asumió la presidencia, unos 30 aviones de este tipo ingresaron más de 230 veces en las zonas tribales de Pakistán.
Sin improvisar
A los aviones no tripulados recurrió Estados Unidos el 30 de setiembre para aplicar un plan de ataque de la CIA y matar en Yemen al clérigo Anwar al Awlaki, acusado de haber sido responsable de ataques de Al Qaeda contra ese país. La organización Al Qaeda, que él lideraba en la Península Arábiga, reconoció recién ayer su muerte en un comunicado y prometió venganza.
Muchos meses antes de matarlo, Estados Unidos planeó una justificación legal para su decisión, informó el diario The New York Times el fin de semana.
Cuando se conoció la noticia de la muerte de Al Awlaki, Washington ya enfrentaba voces críticas a su política de matar a miembros de Al Qaeda en el extranjero. Pero en este caso se agregó el debate acerca de si fue violada la propia Constitución de Estados Unidos al matar a un ciudadano de ese país, como lo era el clérigo, nacido en el estado de Nuevo México.
En esa operación, además, murió otro estadounidense que se encontraba con el clérigo en Yemen, Samir Khan, cuya familia denunció públicamente esta política de asesinatos del gobierno y se preguntó si “este estilo de ejecución era la única solución posible”, informó el diario madrileño El País.
“El hecho de que Al Awlaki tuviera la doble nacionalidad yemení-estadounidense hace que tuviera protecciones adicionales bajo la Constitución de Estados Unidos que no tendría si se tratara de un ciudadano yemení”, dijo la profesora de derecho internacional de la Universidad de Notre Dame Mery Ellen O'Connell, según recogieron las agencias Reuters y Europa Press. “Desde mi punto de vista, el presidente ha hecho algo que es altamente cuestionable bajo nuestra propia Constitución”, opinó.
La lógica es parecida a la que expuso el ex vicepresidente Dick Cheney semanas atrás. En una misma entrevista con el canal NBC defendió el uso del método de tortura conocido como “submarino” para interrogar a prisioneros, pero declaró que se habría opuesto a que un gobierno extranjero lo utilizara contra estadounidenses. “Tenemos obligaciones con nuestros ciudadanos”, explicó.
Todo legal
Conocedor de esa lógica, el gobierno estadounidense elaboró en junio de 2010 un documento en el que justifica legalmente matar a Al Awlaki. De acuerdo con The New York Times, se trata de un documento de 50 páginas elaborado por el Consejo de la Oficina Legal del Departamento de Justicia, en el que se recoge el debate jurídico que mantuvo el gobierno al respecto antes de autorizar el asesinato de un ciudadano estadounidense.
Según el periódico, el documento sostiene que matar a ese ciudadano en particular sería legítimo sólo si no fuera posible detenerlo vivo. En ese caso, agrega, se justificaría su asesinato en el marco de una guerra entre Estados Unidos y Al Qaeda, y en consideración de que las autoridades yemeníes “no son capaces o no están dispuestas a detenerlo” y de que Al Awlaki es una “importante amenaza” para el país. El diario señala que el documento no analiza la gravedad de esa amenaza ni valora pruebas contra Al Awlaki.
Si bien existe una ley que prohíbe el asesinato de un estadounidense en el exterior -entre otras normas nacionales e internacionales que protegen la vida de Al Awlaki-, el informe agrega que en este caso no se aplicarían porque matar a un enemigo de guerra no es “asesinato”.
Sin velitas
Entre malas noticias para la política antiterrorista de Estados Unidos, llegó el viernes el décimo aniversario de la guerra en Afganistán, que Obama conmemoró con un comunicado con el que rindió homenaje a los cerca de 1.700 soldados de su país que murieron en ella, a los demás soldados de la coalición internacional y a los afganos. “Nuestros ciudadanos están hoy más a salvo y nuestro país es más seguro” gracias a ellos, dijo.