El gobierno de Israel y el movimiento islamista palestino Hamas, que gobierna la Franja de Gaza, aprobaron un intercambio de 1.000 prisioneros palestinos por el soldado israelí Gilad Shalit.

El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, anunció en Jerusalén el acuerdo “firmado por ambas partes” y dijo que el soldado se reunirá con su familia “en los próximos días”. En tanto, los palestinos de la Franja de Gaza celebraron el anuncio del intercambio, al que se llegó con la mediación de Egipto y Alemania.

Fueron necesarios varios años de negociaciones secretas en busca de una fórmula para liberar a Shalit, que fue secuestrado en junio de 2006, cuando tenía 19 años y recién empezaba su servicio militar.

Aunque este asunto no tiene relación directa con las negociaciones de paz, podría mejorar el clima y las expectativas para reiniciar los diálogos en la región.

De acuerdo al líder de Hamas Khaled Meshaal, Israel liberará a 1.027 prisioneros en dos etapas: 450 en una semana, antes de la entrega de Shalit, y los demás dos meses después. Entre los que serían liberados en la primera tanda habría 27 mujeres.

Al cierre de esta edición no se sabía cuántos de los prisioneros que serían intercambiados de inmediato se cuentan entre los que están encarcelados por ataques que dejaron muertos israelíes. El dato tiene relevancia porque la ley israelí establece que se pueden apelar las liberaciones durante 48 horas en esos casos. Unos 6.000 palestinos están presos en cárceles israelíes.

Netanyahu dijo a los padres de Shalit que desde hace tres años, cuando asumió su cargo, estuvo “esperando la oportunidad de hacer esta llamada telefónica” para darles la noticia, informó la televisión israelí.

Del lado palestino, muchos familiares de presos esperaban ansiosos que se informara de la identidad de los liberados.

Hasta ahora, el mayor obstáculo al acuerdo fue que Israel se negaba a liberar presos condenados por ataques mortales para israelíes.

Netanyahu dijo ayer que temía que se estuviera acabando el tiempo para Shalit debido a las tensiones en la región: “Era posible que esta oportunidad pasara y que nunca hubiéramos podido traer a Gilad de nuevo a casa”.