"Jamás he manifestado ninguna buena disposición por ningún partido italiano", dijo hace diez años Mario Monti, a quien este tipo de declaraciones lo consagraron como una persona independiente políticamente, discreta y moderada. Así será el nuevo primer ministro italiano, el del gobierno de transición, radicalmente opuesto a Silvio Berlusconi, el de los escándalos por el "bunga bunga".

"Permítanme reivindicar con orgullo todo lo que hemos logrado en estos tres años y medio, marcados por una fuerte crisis internacional sin precedentes en la historia", manifestó en una carta Berlusconi, ahora ex primer ministro italiano. Ayer, un día después de presentar su dimisión al presidente Giorgio Napolitano, Il Cavaliere dijo que espera retomar "el camino del gobierno" y lamentó que en el Parlamento prevaleciera "la lógica de los pequeños chantajes y del transformismo, que son el vicio más antiguo de la política italiana".

Berlusconi sostuvo en la misiva que hay personas que intentan que "la política italiana vuelva hacia atrás, a los tiempos en los que la voluntad de los electores era dirigida por las oligarquías de partido".

El ahora ex primer ministro renunció, tal como había prometido, después de que ambas cámaras -el Senado, el viernes, y Diputados, el sábado- aprobaran el Presupuesto 2012, en el cual se incluyeron algunas de las medidas de recortes económicos exigidas por la Unión Europea.

Monti se había convertido el miércoles en senador vitalicio, nombramiento que obedece a los ex jefes de Estado y a aquellas personalidades que por su valía merecen esta distinción, que otorga el presidente. Su designación por parte de Napolitano, sumado a un pedido de que no viajara a cumplir con otros compromisos el fin de semana, fue interpretado como un espaldarazo para que se convirtiera en el primer ministro de la transición.

Hacía varios días que Monti y Napolitano se reunían, aparentemente, para trazar una ruta para estos días y un camino para el naciente Ejecutivo. Esto causó malestar en Berlusconi, que según el diario La Stampa, expresó a sus colaboradores: "Puedo aceptar todo, pero no el ser humillado antes de que haya dimitido".

En la tarde del sábado, en Italia, Monti ya contaba con el respaldo de los opositores Italia de los Valores y Partido Democrático. El Pueblo de la Libertad de Berlusconi mantuvo el suspenso durante algunas horas, durante las cuales impulsó la candidatura de su secretario general -y ya designado sucesor del primer ministro como líder del partido-, Angelino Alfano, pero finalmente secundó a Monti. La ultraderechista Liga Norte, aliada en el gobierno del Pueblo de la Libertad, manifestó que será opositora al gobierno de Monti. Al igual que el ala del partido de Berlusconi que rechazaba al gobierno de transición, la Liga Norte se inclinaba por llamar a elecciones anticipadas.

"Hace 20 años la fase de los gobiernos técnicos llevó a la desaparición de los grandes partidos de la república", recordaba ayer uno de los ex ministros de Berlusconi, Gianfranco Rotondi.

Todos los partidos renunciaron a algo al apoyar a Monti. Desde la centroizquierda de Italia de los Valores se rechazó que el elegido fuera un tecnócrata, que vendría a aplicar recortes que ellos no respaldaron en el Parlamento; algo similar manifestó el Partido Democrático, que emitió un comunicado expresando su apoyo a Monti "siempre y cuando se aclare el tiempo que estará al frente [del gobierno] y las medidas que piensa aplicar".

Ciao

La votación del Presupuesto, el sábado, fue seguida por miles de personas que espontáneamente se reunieron en las calles de Roma para celebrar la dimisión de Berlusconi, y que también siguieron la jornada de consultas que vivió Napolitano antes de designar a Monti la responsabilidad de formar un nuevo gobierno.

“Payaso, payaso”, gritaba el sábado la muchedumbre a Berlusconi, a la salida de la sede de Presidencia, donde él le presentó la renuncia a Napolitano. Debido a la cantidad de gente que se reunió, Il Cavaliere fue sacado del edificio por una puerta lateral, informó la agencia de noticias Reuters. Por su parte, la agencia italiana Ansa definió las celebraciones en Roma como “dignas de un mundial de fútbol”, y relató que entre las personas que cantaban y bailaban se formó una orquesta que entonó el Aleluya celebrando la salida del primer ministro.

Horas después de renunciar, Il Cavaliere dijo que lo hizo “por sentido de Estado y responsabilidad”, pero confirmó que continuará en la política y que redoblará sus esfuerzos para renovar Italia, informó el diario español El País.

Minutos después de la salida de Berlusconi, fue Monti quien entró a la sede de Presidencia. Allí, Napolitano le encargó formar un nuevo gobierno que se espera que sea de unidad nacional, aunque todavía se desconoce qué eco real tendrá en los distintos partidos.

Antes del ingreso de Monti, Napolitano aseguró que “es indispensable recuperar la confianza de Europa y de la comunidad internacional”. Quizás por ello el cargo de primer ministro será de un reputado economista y profesor universitario, reconocido tanto en su país como en Europa, asesor de empresas transnacionales, consejero de Coca-Cola y consultor de Goldman Sachs”.

Al igual que en el caso del nuevo primer ministro griego, Lucas Papademos, Monti dijo ayer: “Yo no soy político”. Es un tecnócrata que ganó su prestigio y reconocimiento en el seno de la UE, donde fue comisario de Mercados y de Servicios, y en la presidencia de la Universidad de Bocconi, de Milán, considerado el centro de estudios más importante de Italia, conocido por producir a los mejores pensadores del país.

Licenciado en Economía y Comercio, a sus 22 años cursó un máster en Estados Unidos en la Universidad de Yale, y antes de entrar a la tercera década de su vida ya era un conocido asesor de empresas italianas, muchas de ellas financieras. Desde su cargo en la UE dio grandes batallas, en especial contra las prácticas monopólicas y algunos bancos regionales de Alemania. Fue además fundador del Grupo Spinelli, que busca promover una mayor integración en Europa.

Respecto al nombramiento de Monti, el presidente de la cámara de Diputados, Gianfranco Fini, destacó: “En la UE es una de las personalidades italianas más estimadas”.