La Liga Árabe suspendió el sábado a Siria en su calidad de miembro de la organización, con el argumento de que el país no mostró “una respuesta total e inmediata al plan árabe”, que exigía el fin de la violencia para salir de la crisis política que vive el país.

La suspensión de Siria era reclamada por los opositores al gobierno de Bashar Al Assad, y fue bienvenida también por Naciones Unidas, cuyo secretario general, Ban Ki-moon, pidió a Damasco que “escuche con atención” el llamado de la Liga Árabe y trabaje para aplicar el plan. También Reino Unido y Estados Unidos aplaudieron esta decisión. En cambio, fue rechazada por las miles de personas que salieron a las calles en todo Siria con retratos del presidente y pancartas contra la organización internacional, informó BBC.

La Liga Árabe pidió también que se impongan sanciones económicas y políticas a Siria, y que los países árabes retiren a sus embajadores en Damasco. La respuesta inmediata de Siria fue declarar que su suspensión es “ilegal” y que obedece a “agendas estadounidenses y occidentales”, en palabras de su representante en el organismo regional, Yusef Ahmed.

El gobierno de Al Assad se declaró dispuesto a recibir a una comisión de la Liga Árabe antes de que el miércoles se cumpla el plazo para que se detenga la violencia, según el plan de esa entidad. Amar Belani, portavoz de la cancillería de Argelia -país que no aceptó la directriz de retirar a su embajador de Siria-, confirmó que se realizará esa reunión, aunque en Marruecos y no en Damasco. El anuncio del gobierno sirio de que está dispuesto a dialogar coincidió ayer con la muerte de al menos 20 personas que protestaban contra él, de acuerdo con la oposición.

El secretario general de la liga, Nabil al Arabi, declaró que sus integrantes estudian “la instauración de un mecanismo para proteger a los civiles en Siria”. Anunció que mañana se reunirán representantes de la Liga Árabe y del Consejo Nacional Sirio, que engloba a la oposición a Al Assad, aunque advirtió que es “prematuro” considerar el reconocimiento de ese organismo opositor como representante legítimo del pueblo sirio.

Por su parte, el canciller argelino, Mourad Medelci, aconsejó a Damasco que siga el plan para evitar “definitivamente toda injerencia extranjera”. Las manifestaciones en respaldo a Al Assad incluyeron ataques a sedes diplomáticas árabes y occidentales, como la francesa, la turca y la saudí. Como respuesta, Francia convocó al embajador sirio en París y Turquía retiró a sus diplomáticos y sus familias de Damasco. El embajador saudí ya había sido retirado a comienzos de agosto.