Desde el sábado, El Cairo volvió a una situación similar a la que conoció en febrero, cuando las protestas populares obligaron a que el presidente Hosni Mubarak renunciara al poder. Ayer, el líder de los Hermanos Musulmanes, Mohamed el Beltagi, y un grupo de sus seguidores fueron expulsados por los manifestantes de la plaza Tahrir. Muchos egipcios reprochan al movimiento, que supo gozar de una gran popularidad, lo mismo que al gobierno de transición: ser funcionales al Consejo Militar Supremo (CMS) que sustituyó a Mubarak cuando abandonó el poder, el 11 de febrero.

Los manifestantes, que en 18 días lograron terminar con 32 años de gobierno de Mubarak, confiaban en que habían protagonizado una revolución. Pero con el correr de los meses, la desilusión fue creciendo. El descontento alcanzó tales niveles que ayer, cuando Beltagi se sumó a las protestas, era demasiado tarde. Su movimiento se había negado a participar de las movilizaciones, a pesar de emitir comunicados de apoyo y de condenar la represión por parte de la Policía y el Ejército, que dejó desde el sábado 33 muertos y unos 1.500 heridos, según el Ministerio de Salud. El movimiento islamista apuntó al CMS por esos hechos y todo el espectro político emitió comunicados similares.

El lunes están previstas elecciones parlamentarias, pero el CMS podría seguir en el gobierno hasta las presidenciales, que aún no tienen fecha y serían convocadas en 2012 o 2013. Los manifestantes reclaman que el Ejército entregue el poder de inmediato a una autoridad civil, pero la situación lleva a que se cuestione si es posible el desarrollo de los comicios, a pesar de que el CMS asegura que el calendario electoral será respetado.

Mientras, las manifestaciones brotaban en otras ciudades como Alejandría, Ismailia y Suez. Ante ese panorama, el Ejecutivo anunció ayer en un comunicado que todos sus integrantes renunciaron. El texto aclara que “por las dificultades que está atravesando el país actualmente”, el gobierno continuará en funciones “hasta que el CMS tome una decisión al respecto”. Sin embargo, las fuentes de la agencia de noticias EFE y el canal qatarí Al Jazeera, informaron que la renuncia del gabinete fue aceptada por la junta militar, pero que esto no se anunciaría oficialmente hasta que no se haya designado un nuevo Ejecutivo.

Ayer, el gobierno convocó a todos los partidos a “un diálogo urgente”. En un comunicado aseguró que “asume su responsabilidad política”, lamenta los “sucesos dolorosos” y, por eso, presentó su renuncia. La gestión del primer ministro, Esam Sharaf, fue tachada de ineficiente por casi todos los partidos políticos desde que asumió en marzo.

La agencia estatal de noticias MENA también indicó que, debido a la cantidad de muertes y a la situación del país, varios partidos resolvieron suspender su campaña política. Una joven que estaba en Tahrir desde el sábado, Azza el Shinawy, dijo a EFE: “Ya no hay vuelta atrás, es demasiado tarde para arreglos de cualquier tipo, el mariscal Husein Tantaui [jefe de la Junta Militar] tiene que marcharse ya y entregar el poder”. Para hoy fueron convocadas manifestaciones en todo el país.