Lo mantuvieron oculto por 48 horas. Se especula que sólo lo sabía una pequeña camarilla de líderes del aislado país. No se filtró por ningún medio hasta que, ayer, la presentadora de la televisión estatal, vestida de riguroso luto, lo anunció entre lágrimas: había muerto el "Querido líder" de Corea del Norte, Kim Jong-Il.

Lo que dejó

Kim Jong-Il dejó un país con una economía devastada por décadas de mala administración, en la que se apostó por una gran inversión en el Ejército y en armamento. En parte por las sanciones por sus planes nucleares, Corea del Norte no recibe ayuda del extranjero y se calcula que en la última década del siglo pasado murieron más de un millón de personas durante la hambruna. La escasez de alimentos continúa, y Naciones Unidas estima que uno de cada tres niños sufre de desnutrición. A estas situaciones se suman las denuncias de violaciones a los derechos humanos por parte del régimen norcoreano. En agosto de 2009 Amnistía Internacional denunció que unas 200.000 personas estaban encerradas, condenadas a talar árboles y picar piedra diez horas al día durante años; un año después la organización surcoreana Good Friends divulgó el fusilamiento del encargado de una fábrica en un estadio ante 150.000 personas, informó el diario español Público. Su crimen fue hacer llamadas internacionales, lo que está prohibido en un país que vive aislado del mundo, casi sin celulares, con internet reservada para miembros del gobierno, y con medios de comunicación exclusivamente oficiales, que informan sólo acerca de lo que sucede en el país.

Según la televisión estatal norcoreana KCTV, Jong-Il sufrió un infarto y falleció el sábado a las 8:30 de la mañana cuando viajaba en su tren privado "para cumplir con sus funciones de liderazgo". El luto nacional se mantendrá hasta el 29 de diciembre y un día antes se realizará el funeral.

El líder norcoreano accedió al gobierno en 1998, tras la muerte de su padre Kim Il-Sung, el fundador de Corea del Norte, "Gran Líder" y "Presidente eterno de la República". Había ingresado al Partido de los Trabajadores (el único del país) en los años 60, y en los 80 había sido encumbrado con varios cargos directivos en el Primer Congreso del Partido.

Un camino similar, aunque un poco más apresurado, siguió Kim Jong-Un, el menor de sus hijos y su sucesor, que en abril de 2010 fue ascendido en el Segundo Congreso del Partido de los Trabajadores, cuya cúpula pasó a integrar.

Sin embargo, cuando en 1994 murió Il-Sung, Jong-Il se mantuvo durante cuatro años como "dirigente supremo designado y único sucesor", y recién en 1998 asumió oficialmente como nuevo líder.

Podría suceder lo mismo en el caso de Jong-Un y se especula que, para ello, fue que Jong-Il ascendió a su hermana y su marido en los cargos partidarios, formando un triunvirato que defendería la dinastía familiar. Jang Song-thaek, cuñado de Jong-Il, quedó como número dos del gobierno y se cree que es el responsable de preparar la sucesión y de impedir que se produzca un "vacío de poder" que podría causar la caída del régimen.

Ayer la KCTV llamó a los norcoreanos a "seguir fielmente la autoridad del camarada Kim Jong-Un y proteger y reforzar el frente unido del Partido, del Ejército y de la ciudadanía".

La sucesión de Jong-Il comenzó a prepararse en 2008, cuando sufrió una apoplejía y surgieron rumores de que también tendría problemas renales y diabetes. Si bien él instó a todo el gobierno a que respaldara a su hijo como sucesor, y quienes no lo hicieron fueron alejados de sus cargos, no se puede excluir totalmente la posibilidad de una lucha interna por el poder.

Desde afuera

Los gobiernos de Corea del Sur y Japón llamaron a reuniones ministeriales de emergencia tras conocerse la noticia de la muerte de Jong-Il. Tećnicamente, Corea del Sur y Corea del Norte continúan en guerra, ya que nunca se firmó un tratado de paz después del conflicto que mantuvieron de 1950 a 1953.

El presidente surcoreano Lee Muyng-bak conversó ayer a primera hora con su par estadounidense Barack Obama, y ambos acordaron mantener una estrecha vigilancia sobre Corea del Norte. Lee canceló los actos oficiales, declaró el gabinete en estado de emergencia y dispuso que las fuerzas militares desplegadas en la frontera se mantuvieran en alerta. También el gobierno japonés pidió a sus Fuerzas Armadas mantenerse en alerta y fortaleció la comunicación con Estados Unidos, Corea del Sur y China.

Horas después de que se anunciara la muerte de Jong-Il el ejército norcoreano probó un misil de corto alcance, algo que no hacía desde junio, informaron los medios surcoreanos. Se desconoce si la prueba fue motivada por la noticia.

La mayoría de los gobiernos europeos se mostraron esperanzados en que la muerte del “Querido líder” incida para que Corea del Norte ceda ante la comunidad internacional, opte por una democracia, y abandone sus planes nucleares.

La mayor parte de los temores por la sucesión se debe a los aspectos militares de Corea del Norte: tiene el cuarto ejército más grande del mundo, al menos una bomba nuclear, y todo preparado para construir otras seis, informó la agencia de noticias Reuters. En este sentido, Estados Unidos y Corea del Norte se disponían a mantener, esta semana, un tercer encuentro para negociar cómo se retomarán las suspendidas conversaciones sobre el programa de armas nucleares norcoreano. Probablemente los encuentros sean cancelados a raíz de la muerte del líder, informó el diario español El País.

Por su parte, el gobierno chino y el ruso, aliados de Pyonyang, manifestaron su tristeza por la noticia y enviaron sus condolencias.