El trabajo por cuenta propia en Cuba se duplicó, y pasó de ocupar a 157.371 personas en 2010 a convertirse en el régimen de trabajo de 357.663 cubanos en 2011, informó el viceministro de Trabajo y Seguridad Social, José Barreiro Alonso. Las actividades más representativas son el transporte de carga y pasajeros, la elaboración y venta de alimentos, el arrendamiento de vivienda y la venta ambulatoria de productos agrícolas.

Según los datos facilitados por Alonso, el 66% de los denominados “cuentapropistas” no tenían vínculo laboral, el 16% son jubilados, y el 18% proviene de entidades estatales.

Ayer el gobierno anunció desde el diario oficial Granma que ampliará a partir de enero el pasaje de empleados estatales a cuentapropistas en los servicios como carpintería y zapatería. Este mes se aplicó esa medida a barberías y peluquerías.

Los funcionarios que cambiarán de situación serán los que trabajaban en la empresa estatal de Servicios Técnicos, Personales y del Hogar, quienes pasarán al sector privado. Alquilarán la infraestructura con la que cuenta el Estado para dar esos servicios, que se mantendrán como propiedad del Estado, aunque serán los nuevos cuentapropistas quienes establecerán los horarios y precios a los clientes.

El presidente Raúl Castro anunció la semana pasada que todavía “quedan etapas de superior envergadura, complejidad y exigencia” y algunas “medidas de mayor alcance” a aplicar en la economía cubana.

En abril, el Congreso del Partido Comunista de Cuba aprobó una serie de reformas económicas que constituyen una cierta apertura a la iniciativa privada. En este marco, otras modificaciones fueron introducidas la semana pasada. Una de ellas consistió en que los bancos empezaron a brindar créditos y otros servicios bancarios a los sectores privados. Esta iniciativa busca incentivar la creación de nuevas empresas pequeñas para trabajar por cuenta propia.

A su vez, para fomentar la edificación de nuevas viviendas se anunció una baja en los precios de los materiales de construcción. La política del Estado en esta área también mostró una tendencia a la apertura, especialmente para la compra y venta de viviendas.

Pero los cubanos esperaban el anuncio de una reforma migratoria que no se realizó. Castro apuntó que la aplicación de medidas será “paulatina”, considerando los “efectos favorables y desfavorables de cada paso”. La bloguera Yoani Sánchez dijo, en una nota publicada en el diario español El País, que “un fuerte rumor había estado creciendo toda la semana” acerca de que sobre esa reforma trataría el discurso que dio Castro el viernes.

Sin embargo, el anuncio del presidente cubano fue el de la liberación de 2.900 presos, el mayor indulto en las últimas décadas, que estaría promocionado por la Iglesia católica cubana y relacionado con el anunciado viaje del papa Benedicto XVI a la isla en marzo.

Entre quienes serán liberados por “razones humanitarias” hay mujeres, hombres mayores de 60 años, enfermos y jóvenes sin antecedentes penales; algunos de ellos condenados por delitos contra “la seguridad del Estado”, por los que han sido acusados los opositores.