"Es, para mí, momento de concentrar aquí [Chile] nuestras compras de cobre. Eso nos dará una influencia sobre quién gobierna el país", opinaba en 1976, en un reporte a la cancillería de Brasil, el embajador en Santiago, Antonio Cándido da Cámara Canto. "Una atención firme al comercio" y "un esfuerzo concentrado para el aumento del intercambio" son el camino que debe seguir Brasil para "lanzar las bases de una influencia duradera" y para "evitar que Chile se integre en rumbos que contrarien y amenacen nuestros intereses y nuestra acción continental", recomendaba en distintos reportes.
Las citas corresponden a los cables diplomáticos fechados de 1973 a 1976 y enviados desde la embajada brasileña en Chile hacia Itamaraty. El análisis de 266 cables -realizado por el diario Folha de São Paulo gracias a que los divulgó su organización Folha Transparência- revela el respaldo que dio la dictadura brasileña a la de Augusto Pinochet en Chile.
En el mismo cable de 1976 de Da Cámara Canto se menciona también que el nuevo gobierno chileno trajo un cambio en política exterior que "incluye una aproximación política y comercial con Argentina, un vigoroso esfuerzo de integración física y de colaboración científica, incluso nuclear, además de una búsqueda de sincronización de sus políticas antárticas [...] Es en verdad una 'special relationship' lo que están intentando organizar, con periódicas consultas políticas y económicas".
Entre los favores económicos que Brasil hizo a Chile está la financiación de un sistema completo de comunicaciones de la Interpol para el régimen de Pinochet, cuyo objetivo era capturar a prófugos de la justicia de otros países. El diario Folha recuerda que, entre los documentos que fueron liberados por Estados Unidos, se dice que una de las principales ayudas de Brasil a la Operación Cóndor fue montar una red regional de telecomunicaciones. Otro de los favores, dos meses después del golpe de Estado contra Salvador Allende, fue el préstamo de 50 millones de dólares a Chile, para incentivar las exportaciones del país.
Un protegido
La colaboración que se traduce en los cables en hechos concretos va desde favores económico-financieros, con la participación tanto de los bancos centrales como de entidades privadas, hasta pedidos de un país a otro de que no brinde asilo a los opositores, o recomendaciones e intercambio de información sobre el acontecer regional. Así, en uno de los informes, el embajador brasileño cuenta que uno de los asesores políticos de la cancillería chilena que viajó a Argentina para la asunción de María Estela Martínez de Perón le dijo que la mandataria no lograría gobernar, lo que llevaría el “caos” al país. Por eso “prevé que los militares podrían verse obligados a reasumir la responsabilidad de la conducción política del país”, señala el reporte, en relación a lo que sucedió dos años después.
En otro de los cables de la época, en este caso referente a un acuerdo regional de limitación de armamento, el embajador expresa: “Algunos dirigentes militares amigos míos me expresaron que consideran mucho mejor que Brasil no esté limitado en su poderío y sus acciones por pactos de limitación de armamento de manera que, en una eventualidad, pueda, incluso, usar su poder de disuasión militar con el objetivo de garantizar el mantenimiento de la paz en el continente”.
La colaboración entre ambos países era tan estrecha que Pinochet pidió a Brasil que “protegiera los intereses de Chile” en México, Polonia y Yugoslavia, países que condenaron el golpe de Estado, y en los cuales los diplomáticos brasileños asumieron tareas de la embajada chilena. Incluso se encargó del envío de 200 presos políticos a México, donde fueron exiliados; entre éstos estaba Laura Allende, hermana del ex presidente chileno Salvador.
El compromiso diplomático entre ambos países fue tal que Brasil defendió a Chile y su dictadura en los foros internacionales como el de Naciones Unidas, en 1975, y la Organización de Estados Americanos, en 1976. Como contrapartida, Chile respaldó las candidaturas de dirigentes brasileños para cargos en esos organismos internacionales.
En uno de los cables dice que Pinochet, en una cena ofrecida al embajador brasileño, dijo que Brasil y Chile estaban “comprometidos con la lucha intransigente contra el comunismo en el mundo”.